La cabra tira al monte

Los jugadores que llegan lejos de mejorar se ponen al nivel de los que había

Tras el minuto de silencio empezaba el funeral del Almería-Lugo.
Tras el minuto de silencio empezaba el funeral del Almería-Lugo.
Tony Fernández
10:44 • 14 feb. 2016

Esto se nos va de las manos señores. El Almería no sabe o no puede o no quiere competir en Segunda División. Van 25 jornadas de lo mismo. No se corrige nada y si me apuran el equipo que jugó ante el Lugo bien podía ser uno de aquellos Almerías de Carrillo. Roto, sin rumbo y sin alma.




Los aficionados están hartos y el presidente más. Una plantilla que vale un pastón y bien remunerada no sale al campo a por los partidos y se dedica a jugar a nada y a esperar al rival.




Es penoso comparar un Almería-Lugo con un Mirandés-Alavés. Las distancias son abismales y han pasado 25 jornadas de lo mismo. Nadie cura la herida y el Almería se desangra ante su afición.




Es como si al profesional no le doliera echar por tierra los mejores 15 años de la historia. Uno los ve en el campo jugando igual en el minuto uno y en el 93. Da pena no asistir a un cambio de ritmo. No ver un centro en condiciones. Un buen pase al compañero desmarcado.




Al final los que llegaron se ponen al nivel de los que había en un claro ejemplo de que el vestuario que pregona tanta unión es el único responsable de este desaguisado.




Se acabó el efecto Goro. Ni sargento de hierro ni flor en el culo. El entrenador argentino ha terminado en manos de sus capitanes y el vestuario sigue llevando los galores.




Este año va de Lolos, Fataus, Dubas y Franes. El General Soriano no aparece y cuando lo hace es para cargar contra aquellos que pregonamos subir a Primera. Olvida mi General aquello de ¡Volveremos! que lideraba la campaña de abonos pensado y organizado por ese Almería que le paga.




Yo solo veo una solución para mantener la Liga Profesional. Que haya cuatro equipos peores que el Almería y a día de hoy solo queda dos detrás en la tabla.


Son 19 jornadas en descenso y 25 alineaciones distintas con un vestuario donde todo el que llega parece peor. Aquí el bueno se hace malo y el malo se hace peor.


Al final la cabra tira al monte.


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