Manuel García Iborra: “En cinco días de Feria del Libro en la Catedral se han superado las ventas de la Rambla”

Apenas dos semanas después de que bajase la persiana la Feria del Libro de Almería 2016, su coordinador hace balance de los logros de la cita y los aspectos que h

Manuel García Iborra (a la derecha), junto a la concejal Ana M. Labella y el pregonero de la feria, Luis García Montero.
Manuel García Iborra (a la derecha), junto a la concejal Ana M. Labella y el pregonero de la feria, Luis García Montero.
Marta Rodríguez
01:00 • 28 may. 2016

En la semana en que empieza la Feria del Libro de Madrid  -junto a Liber Barcelona, el gran evento al que miran con admiración todas las citas literarias del territorio nacional-, la organización de la fiesta almeriense de las letras ha hecho balance de la última edición.




Satisfacción general. Este miércoles se produjo una reunión a tres bandas entre el área de Cultura del Ayuntamiento de la capital, los libreros y colectivos que estuvieron presentes en la Plaza de la Catedral del 11 al 15 de mayo y el coordinador de la feria de 2016, Manuel García Iborra.
Según cuenta este último, la satisfacción fue la nota predominante, incluso en el aspecto económico. “Creo que los que aspiramos a proyectos ambiciosos tenemos que agarrarnos a las impresiones generales. Y en los equipos de trabajo para el futuro, sí que hay que ser muy críticos, intentar solventar los defectos y seguir dando nuevos pasos”, explica.




Ventas de libros. Sin datos concretos sobre la mesa, la apreciación de los libreros es que “este año, todavía de crisis económica y con cinco días de feria, las ventas han igualado o superado cifras de antes de la crisis, cuando la cita duraba más días y se celebraba en la Rambla”, apunta el gestor cultural. “Son datos que han puesto encima de la mesa para valorar si sería buena idea optar por una feria de diez días”.  




Duración. Aunque Manuel García Iborra consideraba que el paso natural es que el evento literario se dilatara en el tiempo de cara a próximas ediciones, la reunión con los libreros le ha hecho optar por la prudencia en ese sentido.
El recinto. “Creo que la Plaza de la Catedral ha sido uno de los grandes elementos de esta edición. Aún así, hubo una propuesta y analizamos un posible cambio. Seguir donde estamos conlleva apostar por un recinto pequeño, sin ningún tipo de connotación negativa. La impresión es que la feria se mantendrá donde está”, señala García Iborra. 




La caseta de actividades. A juicio de los libreros, otra importante aportación de la fiesta almeriense de las letras de este año ha sido la caseta de actividades. “La idea es centralizarlo todo lo máximo posible para la próxima edición. Quizá trasladar hasta allí lo que se ha hecho en el Teatro Apolo y el Museo de la Guitarra. No es nada fácil, pero me parece una buena idea. Eso nos llevará a tener que trabajar mucho”, afirma. 




Más expositores. Para el coordinador de la Feria del Libro de Almería, ninguna ciudad, salvo Madrid y Barcelona, da para decenas de casetas. “Todas las ferias grandes cuentan con la presencia de editoriales de fuera, además de otro tipo de apuestas”, opina.




Atraer a las grandes editoriales. ¿Es posible atraer a las grandes editoriales a Almería? “En El Ejido lo hemos hecho varios años. Al final simplemente consiste en que las cuentas salgan, el proyecto sea serio y confíen en la persona que se pone en contacto con ellos. Y en Almería, en este momento, cumpliríamos esas tres condiciones, pero creo que podemos tener otros objetivos mucho más interesantes”, considera. 




Implicar a colectivos. Una propuesta que han planteado los libreros de cara al futuro consiste en implicar a colectivos próximos al ámbito de las letras. “Ésta es una idea sencilla, lógica, natural y, a su vez, lo más difícil y lo más potente. Creo que para la próxima edición podría ser el gran objetivo”, valora.
Ya en esta edición, una de las actividades más exitosas en cuanto a público ha sido el acto del gurú de la nutrición Julio Basulto, que contó con la colaboración de la Asociación Lactalmería, dedicada a compartir experiencias sobre maternidad y crianza. “Después del encuentro, hicieron un taller en el que el público en un gran porcentaje fue de este colectivo”, expone Iborra como ejemplo de los frutos que puede dar esa colaboración.


La selección de libros. “Si en una feria de manera natural no estamos presentando al público un porcentaje de esa ‘apuesta’ más arriesgada, no estamos mostrando realmente cómo son las buenas librerías por dentro. Y cuando visito las almerienses, son buenas librerías. Así que, aunque sólo es mi opinión, si de manera natural no tenemos ese porcentaje, porque el día a día del empresario es complicado, desde la organización tendremos que hacer un esfuerzo para que eso suceda”, avanza.


Autores de prestigio o figuras mediáticas. En el capítulo de ‘debes’ de la edición de 2016 está la escasa afluencia de público a presentaciones de autores de prestigio como Berta Vías y Eduardo Mendicutti. “Ha sido uno de los grandes lamentos aunque también ha habido una coincidencia en que la difusión no ha sido la mejor posible. Queremos sumar el trabajo de campo que puede beneficiar a los actos más prestigiosos. Así que yo creo que hay que ser prudentes y hacer una feria realista, pero equilibrada. También es verdad que lo infantil y lo popular ha salido muy bien y estamos muy contentos”.


¿Demasiadas propuestas? Otro de los aspectos en los que habría que trabajar es en el hecho de que las propuestas de la programación oficial no coincidan en el tiempo. “Tuvimos defectos de organización, alguno condicionado por decisiones que se tomaron de manera colectiva. La pretensión era dar cabida a todos los autores que quisieran participar y era un objetivo muy complicado de conseguir. Quizás tuvimos que ser más prudentes, pero ¿con qué criterios hacerlo existiendo en la actualidad tantos escritores almerienses?”, se pregunta.


Modelo organizativo. La Feria del Libro de Almería está organizada el Ayuntamiento en colaboración con la Junta y con la complicidad de los libreros. “El Consistorio ha puesto un buen presupuesto y a sus técnicos a trabajar. Ha sumado a los libreros a las mesas de trabajo y les ha sugerido que tomen las decisiones principales. Me parece que ese modelo es una maravilla”, sostiene Manuel García Iborra.


Difusión. Anunciar el inicio de las actividades por megafonía, colocar una gran programación en el recinto y repartir folletos de mano constituyen otros de los aspectos en los que se quiere mejorar. “Creo que en alguno hasta podríamos ser bastante originales”, asegura.



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