Sangre, sudor y plástico. ‘Mar de plástico’ intensifica el ‘thriller’ en su segunda temporada

Los alrededores del Centro de Exposiciones de Campohermoso recibieron ayer al equipo de la serie

Evaristo Martínez
14:22 • 02 jul. 2016

Hace algo menos de un año, Rodolfo Sancho corría por la dársena del Puerto Deportivo de Almerimar, bajo un sol de justicia, para impedir que un sospechoso se fugara. Lo lograba saltando a su embarcación tras un intenso esprint de cien metros. Hoy no toca correr pero sí evitar la huida de otro tipo que tiene, seguro, mucho que ocultar. Sancho sale del coche en el que hace guardia junto a Nya de la Rubia y de un bote se encarama al capó del vehículo que huye como el diablo por un desértico aparcamiento. Desenfunda su arma justo cuando Luis Fernández alcanza también al presunto delincuente. Misión cumplida, y un gesto de aprobación en el rostro de Javier Quintas, uno de los tres directores de ‘Mar de plástico’. Porque, por supuesto, la secuencia forma parte de la segunda entrega de ‘Mar de plástico’, la serie que produce Boomerang TV para Atresmedia y que se rueda en localizaciones almerienses hasta el 12 de julio. Eso la primera tanda (los siete primeros capítulos) porque en septiembre regresarán para rematar los exteriores de los restantes.




Unas cincuenta personas se distribuyen por los aparcamientos del Centro de Exposiciones y Congresos de Campohermoso y por su interior, que alberga distintas caravanas, maquinaria y el ‘catering’ que da de comer a todo el equipo. La prensa llega pasadas la una de la tarde y los actores están grabando desde antes. Lo seguirán haciendo hasta las tres y media, cuando hacen un descanso para comer.




Sangre (porque hay más crímenes), sudor (evidente por las horas y la localización) y ‘plástico’ (inherente, en sentido figurado, al espíritu de la producción) para una de las apuestas más sólidas de Atresmedia, que tuvo un 21,4% de audiencia y 3,8 millones de espectadores en su primera temporada. 




Acción, mucha más acción, más ‘thriller’, más sospechosos, más crímenes y menos romance en esa olla a presión que es la ficticia localidad de Campoamargo, rincón del Poniente almeriense formado por distintos escenarios de la provincia. Porque aunque una escena se grabe en Campohermoso, otra en Tabernas y alguna en San Isidro, es la luz de Campoamargo, la que baña las bajas pasiones de sus habitantes. “Si los ‘thrillers’ suelen ser oscuros, aquí hemos querido darle la vuelta gracias a la luz y al sol, jugar en la clave totalmente opuesta. Buscar la tensión por la dureza del paisaje, retratando el calor. Hemos creado un ‘look’ muy reconocible por el espectador”, destaca José Luis Pecharromán, director de fotografía.




“La serie está funcionando muy bien en mercados internacionales. Hay mucho interés en lo que llaman fuera de España ‘thiller’ mediterráneo, esta deslocalización que muestra otros lugares distintos a Madrid o Barcelona”, apunta Josep Cister, director de ficción de Boomerang TV, que ayer siguió de cerca el rodaje junto al productor ejecutivo Jorge Redondo. 




Ir más allá, por tanto, no sólo en cuanto a las tramas pero también en los escenarios almerienses. “Estamos rodando en sitios muy espectaculares que no vimos la primera temporada. Tabernas y sus alrededores cobran mucho protagonismo”, avanza Javier Quintas.






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