Antas

Investigadores de EEUU descifran las claves del Argar a través de los huesos

Laboratorios de Barcelona, Estados Unidos y Alemania desentrañan su alimentación y sus enfermedades

EL ANÁLISIS de los esqueletos ha permitido que los investigadores descifren la alimentación y enfermedades de los habitantes de la época argárica. ©
EL ANÁLISIS de los esqueletos ha permitido que los investigadores descifren la alimentación y enfermedades de los habitantes de la época argárica. ©
Josefina Guerrero
18:58 • 23 jul. 2016

Almería sigue incorporando en su dieta las gachas que ya se hacían en época argárica. Quizá sea de los pocos rescoldos que quede de una sociedad totalmente olvidada, pero que supuso entre los años 2250 y 1500 antes de Cristo quizá el primer estado organizado, basado en el poder coercitivo, en las clases, en un deseo de expansión y en un vasallaje obligado para la subsistencia colectiva.




Investigación 
Bajo tierra queda hoy día una sociedad que se extendió por todo el sureste peninsular y que sólo puede interpretarse a través de los avances científicos que cada vez dan más claves de las enfermedades, costumbres y formas de subsistencia impensables para la sociedad actual.




El yacimiento de El Argar fue el punto de partida y posiblemente desde allí se dirigiera el territorio durante buena parte de su hegemonia; por ello, la profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona Cristina Rihuete ha elegido Antas para mostrar las principales conclusiones a las que se ha llegado después de analizar los últimos hallazgos de tumbas, en concreto en el yacimiento de Almoloya, en Pliego, Murcia.




Tumba 38
Esta sociedad militarizada y fuertemente estamentada contaba con grandes ajuares para las capas superiores. Representativa resulta la tumba 38, los cuerpos de un hombre y una mujer de la artistocracia argárica, posiblemente emparentados, enterrados con un abundante repertorio de joyas de oro, plata y piedras semipreciosas. El personaje sobresaliente es ella, que lucía una diadema, de las que sólo se han encontrado cinco en todos los yacimientos investigados. Ello determina la existencia de un importante comercio con otras culturas y otros pueblos de los que llegaban el ámbar, el marfil o el oro. Incluso el cobre llegaba de Sierra Morena y no de las minas más cercanas, quizá con la intención de afianzar el control económico de su territorio y de los pueblos colindantes.




El ADN
Un frigorífico a las puertas de los yacimientos y el inmediato traslado a Estados Unidos y Alemania han permitido identificar muchas generaciones de miembros de dicha sociedad a través del carbono 14, y ello ha ayudado a entender sus miedos y preocupaciones. La mortalidad infantil llegaba de entre el 40 y el 45% entre los menores de dos años. Los adultos no acomodados morían muy prematuramente y con problemas óseos que evidencian una vida de trabajo muy intensa. Por otra parte, aunque era una sociedad fuertemente militarizada, dentro de la población no se han encontrado restos de cuerpos que fallecieran por impactos, golpes o el uso de armas; aunque sí hay muchas pruebas de que los sufrieron y sobrevivieron a ellos.




Alimentación 
Habas, trigo, cebada ya estaban entre las muestras extraídas por el capataz de Luis Siret, el antense Pedro Flores; a ello se suman ahora los análisis que determinan que sus niveles de maduración eran diferentes a los actuales, pues lo hacían un clima más húmedo. A ello se suma la oveja y en menor medida vacas y bueyes como fuentes de consumo. Las conclusiones sirven así para “resucitar una vida social que no dejó recuerdo alguno en las sociedades posteriores, pero que en Europa se considera la Edad de Plata”.




Cristina Rihuete comenzó sus excavaciones sobre El Argar en el yacimiento almeriense de Gatas el año 1988, desde entonces mantiene su interés científico con este periodo, aunque compagina la labor de campo los yacimientos murcianos de La Bastida (Totana) y La Almoloya (Pliego), con la docencia y la dirección del Museo Arqueológico de Palma de Mallorca.




Un museo vehicular del mundo argárico
“Todos los investigadores y conferenciantes a los que invitamos coinciden en que Antas es el lugar idóneo para establecer un museo que englobe todo el conocimiento que sobre el tema se tiene”, expone el presidente de la Asociación de Amigos de El Argar, Julián Pérez. El bisnieto de quien fuera capataz de Luis Siret, Pedro Flores ha visto erigir en el pueblo que vio nacer a su bisabuelo un edificio que lleva su nombre, pero se ha encontrado de las dificultades económicas y, muchas veces, la desidia institucional para que el proyecto no concluya.


“Debemos conseguir la implicación de insistución y empresas potentes de todo el sureste peninsular, otras comunidades ya lo han conseguido, para finalmente entre todos respaldar un proyecto que la Unesco pueda calificar como Patrimonio de la Humanidad”, reincidió en las VII Jornadas sobre la cultura de El Argar. 



Temas relacionados

para ti

en destaque