El cemento en la balaustrada de la estación, una ‘chapuza’ de décadas

 Diversos documentos gráficos prueban que en los 80 ya había retoques en la fachada

Imagen cedida por Adif de la estación en los año 70-80
Imagen cedida por Adif de la estación en los año 70-80
Lola González
21:19 • 25 jul. 2016

Las luces de alarma ante la posibilidad de un nuevo atentado contra el patrimonio en Almería se encendían el pasado viernes. Se hacía a través de las redes sociales y mostraba una imagen de la balaustrada de la antigua estación del ferrocarril más cercana al Parque de la Estación cuyos pilares habían dejado de ser de ladrillo para mostrar una imagen de cemento y sin los tradicionales escudos de las estaciones en las que paraba el ferrocarril que une Almería y Madrid.




Pues bien, a pesar de que efectivamente llamaba poderosamente la atención este cambio, lo cierto es que, según explican desde el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) y se puede comprobar a través de fotografías, esta situación no es nueva y aunque se desconoce el momento exacto en el que se procedió a tal ‘restauración’ sospechan que pudo ser una actuación en los años 70.




Las balaustradas de la antigua estación de ferrocarril han cambiado desde que Laurent Farge las diseñara y se construyera entre los años 1893 y 1895. De hecho, en el bombardeo que sufriera Almería en 1937 por parte de la aviación alemana dejó la balaustrada en muy mal estado, al igual que el reloj y toda la cristalería, y hubo que reconstruirla.




Dudas
Desde Adif tienen casi claro que no fue en esta reconstrucción, para la que se utilizó el ladrillo que actualmente se puede contemplar en todo el entorno de la estación, cuando desaparecieron los escudos y se utilizó cemento en estos pilares.




En imágenes de finales de los años setenta principios de los 80 que ha podido consultar tanto Adif como este periódico lo cierto es que esta ‘restauración’ ya se hace patente. Por ello, sin tener claro exactamente cuándo pudo producirse este arreglo, creen que puede tratarse de un proceso de rehabilitación del edificio en una época en la que la conservación de los monumentos no estaba tan controlada, de hecho, en la propia Alcazaba se realizaron obras de restauración utilizando bloques de hormigón en la muralla sur.




Sea como sea, explican desde el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias que la última gran restauración que se realizó en el edificio de la antigua estación se hizo entre 1988 y 1991 dentro del Plan de Modernización y Equipamiento de Estaciones para el que se invirtieron 230 millones de las antiguas pesetas, y en la que se trabajó en todo momento de la mano de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía con lo que tienen claro que en ese momento la situación de la balaustrada ya existía.




Dudas
A pesar de que todo  señala a que esta ‘chapuza’ de restauración viene de antiguo, lo cierto es que ha llamado mucho la atención porque el cemento que luce actualmente se encuentra en una muy buena situación con lo que se entiende que en las posteriores restauraciones alguien ha debido retocarlo ya que está incluso en mejor estado que el resto de la fachada que espera un arreglo integral para su puesta a punto.




La alarma genera por esas imágenes en las redes sociales surge tras las últimas polémicas por el maltrato al patrimonio en Almería que sufre desde los años 70 el poco cuidado con restauraciones inapropiadas con bloques, cemento o el tan criticado acero corten en sus monumentos.


Placa
El cemento llama la atención pero para aquellos que quieren a la estación tampoco ha pasado desapercibido como ‘alguien’ que no ha sido el paso del tiempo ha borrado el nombre del arquitecto del edificio. Así, en la placa en la que se recogía L. Farge  Architecte el nombre ya no aparece.


Cierto es que durante mucho tiempo se dudó de que este arquitecto francés que trabajaba en la empresa Fives-Lille, a quien encargó la Compañía de los Caminos de Hierro del Sur de España  la construcción de la línea Linares-Almería, incluidos los edificios, fuera quien realizó la obra ya que los datos encontrados proceden solo de un artículo de Mercedes López.


Pero de momento, no hay nada que desmienta dicha autoría, y tampoco parece motivo para que su nombre pase al olvido. 



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