Un sabio para hacer grande a Unicaja Almería

Solo tiene Piero una pega cuya solución no está en la mano de nadie, y es el calor: “Somos ocho, habitualmente entreno dos horas o dos horas y cuarto, pero lo he tenido que reducir media hora porque no se puede estar”. El italiano espera que la temperatura descienda algo, como ya empieza a suceder, para “entrenar más”. Su nivel de exigencia es el mismo que lo ha venido definiendo durante su carrera en los banquillos, pero mide perfectamente los tiempos para acomodarlos a la consecución de los éxitos. Hacedor de títulos, por ahora vive la pretemporada con mucha tranquilidad, y a la vez transmite confianza. 

El equipo A

Su manos derecha es, Enrique de Haro, “con el que muchas veces no hacen falta las palabras (gesto de mirarse con él y entenderse)”. El preparador físico cobra mucho protagonismo en estas semanas iniciales, y el italiano elogia su trabajo: “En 2004 cuando yo vine por primera vez estaba él, ha ganado el Europeo, lo ha ganado todo, es una pieza importante, una persona que vale mucho además, no solo como profesional; me gusta mucho y es mi amigo”. Luego están los resultados que arroja: “Tiene a los jugadores bien y es fundamental para que se haga grupo”. Un año más los lazos de unión son claves para el éxito.
No en vano, Piero Molducci tiene unas “buenas sensaciones” respecto a las dos primeras semanas de pretemporada, en las que “la gente trabaja bien, con ganas”, pero en las que se hace muchísimo de físico. Por ahora se dedica menos espacio a la parte técnica “porque faltan cuatro jugadores”. Eso no significa que se deje pasar el tiempo, sino que se vive más directamente la parte didáctica de entrenar con Molducci: “No se puede trabajar como equipo, así que trabajamos más la técnica individual, y en ello la cabeza es muy importante para encontrar los errores y saber solucionarlos para mejorar como jugador”. El técnico precisa en ese sentido que “la actitud está siendo muy buena, fundamental, porque no se trata de repetir las cosas mil veces sin corregir, ya que mil veces se hará mal y lo que se hará será entrenar el error”. 

Muy contento

El recomendación a sus jugadores es “entrenar tranquilo buscando la manera de mejorar”. Rotundo como siempre, asegura que “si se va al pabellón sin ganas de entrenarse es mejor quedarse en casa, porque no va a servir de nada”. De entrada, está encantado con sus jóvenes: “En dos o tres meses habrán mejorado muchísimo, porque tienen ganas y escuchan, aunque ahora todo es diferente para ellos”. Se refiere el italiano a que “solo tienen 19 o 20 años y nunca han entrenado con un equipo bueno, ni han jugado a alto nivel”.  Lo normal es que al principio “tengan problemas porque todo cambia, antes entrenaban tres o cuatro veces a la semana y ahora dos veces al día, o sea, que es un mundo diferente”.