El Almería deja el maquillaje para el final

Juanjo y Chuli tuvieron el 2-2

La jugada del 1-0.
La jugada del 1-0.
Carlos Miralles
21:58 • 29 oct. 2016

Cuando llegas tarde al partido, pierdes. El Almería deja escapar a un Zaragoza plagado de dudas con dos goles en contra a balón parado de los que escuecen. La reacción llegó demasiado tarde, porque cuando realmente se notó la casta y el orgullo rojiblanco fue a partir del 2-1 de Quique González, desde el punto de penalti. 
No se puede catalogar de injusta la derrota, ya que el Zaragoza fue mejor en el global del encuentro, pero lo que deja peor sensación es que pudieron haber generado el caos entre la defensa maña de haber salido con la misma intensidad que en los últimos compases de encuentro.




Ya se avisó...
Soriano recordó en la previa que el Zaragoza iba a salir con mucha garra en los primeros minutos. Y  no se equivocó. Manu Lanzarote botó una falta que, tras tocar en la zaga rojiblanca, deja solo a Javi Ros para adelantar a su equipo. Mal posicionamiento y a remar con un resultado adverso. No se supo nada del Almería en todo el primer tiempo. Desaparecido, sin chispa, sin desborde, y lo que es peor, sin un disparo entre los tres palos. Tampoco el Zaragoza creó más.




Sentencia
Tocó lavado de cara en el descanso, ya que el Almería no se podía ir de La Romareda con esa mala imagen. El balón siempre fue para los de Soriano, que volvían a carecer de mordiente en el último tramo de la cancha. Ni peligraba el 1-o para el Zaragoza ni los almerienses disparaban a Ratón, pero en otra acción a pelota quieta encajaría gol Casto. Lanzarote centró y encontró solo a Ángel, que solo tuvo que acomodar el cuerpo para marcar. Precisamente, el Almería protestó la segunda amarilla para Lanzarote que el árbitro no sacó, ya que el ex del Espanyol cortó una salida a la contra de Jorge Morcillo sin balón. 




Quique
A los 67 minutos sentenciaba el Zaragoza, o eso pensarían los de Agné, porque once más tarde, Zapater cometió pena máxima sobre Quique que el Pichichi rojiblanco se encargó de materializar. Era el primer lanzamiento entre los tres palos de todo el choque y el Almería se sentía vivo en el duelo.
Aunque el arreón final fue positivo, con un cabezazo de Juanjo y un remate de Chuli muy cerca de la línea de gol que salvó Ratón, la sensación final es clara y evidente: pudieron haber hecho sufrir más al Zaragoza de no ser por la falta de creatividad hasta el 2-1 de Quique. Pozo apareció tarde, Puertas lo intentó sin éxito y al delantero no le llegaban balones. Una derrota de la que se pueden sacar muchas conclusiones, aunque la mayoría serán negativas. Hay que ser más regulares.







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