La dulce historia de la mermelada de Chercos

Un italiano y una almeriense dejan sus trabajos urbanos para montar una fábrica artesanal

Isabel y biagio pelando fresas para mermelada en la fábrica que fue una carpintería.
Isabel y biagio pelando fresas para mermelada en la fábrica que fue una carpintería.
Manuel León
01:00 • 15 feb. 2017

Chercos, un caserío de  300 habitantes y un alcalde de 90 años -el más veterano y guerrillero de España- ha conseguido crear una industria. Allí, bajo las sombras del viejo Chercos, un poblado morisco deshabitado, se hace, con paciencia  mineral,  una de las mejores mermeladas del mundo que se vende en centros gourmet y se va a empezar a exportar a Hong-Kong. Allí pelan la fruta y calientan el azúcar un italiano, Biagio Lorusso, y una almeriense, Isabel Martínez Sáez, que comparten vida y pasión por ese trabajo artesanal que endulza los desayunos de mucha gente.




La historia de esta fábrica a pie de los Filabres, que parece la de un guión de cine, principia en 2009 con un viaje espiritual a La India donde se conocen los protagonistas cuando ya habían traspasado los 40. Muchos años antes, Biagio era un niño de Milán al que le gusta observar a su madre, Doménica Lorusso, cómo elaboraba en casa la pasta y las galletas. Mientras tanto, al sur de España, una niña presenciaba cómo su padre y su tío -Los Martínez- envasaban con marca propia, legumbres, azúcar y aceite de oliva para distribuirlo a supermercados.




Los protagonistas terminaron casándose y esa pasión compartida por la cocina a fuego lento, como agua para chocolate, les hizo aventurarse en la idea de montar una pequeña fábrica de mermeladas. Él dejó sus negocios en un centro de estética en Milán y ella aparcó una asesoría laboral en Almería y nació Lorusso.




Decidieron instalar su vivienda familiar en el antiguo obrador de pan de los abuelos maternos de Isabel y la fábrica en una antigua carpintería donde trabajaba Antonio Sáez Soriano, un pariente que fue alcalde del pueblo en los años 80, como Antonio Sáez, hermano del abuelo de Isabel, quien impulsó la fundación de Chercos Nuevo, heredero del viejo poblado serrano. La  fábrica echó a andar en 2015 como Lorusso y Sáez S..L. uniéndose al proyecto, como jefe de ventas en España, el hermano, Francisco Martínez Sáez, y Carlo Taranto, un amigo genovés, desde Italia.




Lorusso, que poco a poco se ha hecho un hueco en el mercado de productos gourmet, produce, envasa y comercializa ocho variedades de mermelada artesanal con un 80% de fruta: arándanos, melocotón, fresa, mora, frambuesa, naranja dulce y amarga y mandarina. También produce aceite de la finca familiar Cortijo El Marqués, mediante técnicas de agricultura ecológica. Uno de sus productos complementarios son las perlas de aceite de oliva virgen extra (AOVE) para decoración de platos especiales.




Biagio explica que “queremos ir poco a poco asentándonos en el mercado, sabemos que hacemos un buen producto y eso a la larga tiene que valer”.




No hay feria internacional del sector de las confiterías en la que Lorusso no esté presente. Busca esta empresa italoalmeriense la excelencia, la satisfacción del cliente en los sabores olvidados. Y lo quieren hacer desde Chercos, uno de esos pueblos condenados a desaparecer, si aventuras amorosas como la de Biagio e  Isabel no lo remedian.
 





Temas relacionados

para ti

en destaque