Clara Campoamor, el centro que ha cambiado los libros de texto por proyectos educativos

El colegio es el único centro público de Almería que aplica esta metodología innovadora en todas sus materias

Los pasillos del colegio público Clara Campoamor están repletos de los murales de los diferentes proyectos realizados por los alumnos.
Los pasillos del colegio público Clara Campoamor están repletos de los murales de los diferentes proyectos realizados por los alumnos.
Rosa Ortiz
21:02 • 18 abr. 2017

En el colegio público Clara Campoamor -que debe su nombre a la política que logró, en 1931, que las mujeres pudieran votar en nuestro país- los 400 alumnos que estudian en el centro, entran y salen escuchando la música que las niñas y niños han trabajado previamente en clase. Cada dos semanas, profundizan en la biografía de un compositor distinto, da igual la época o el estilo. Esta semana, por ejemplo, lo están haciendo con temas de la cantante y modelo Bimba Bosé, que falleció de cáncer el pasado mes de enero. Cualquier espacio temporal, cualquier momento sirve para fomentar el aprendizaje, aunque sea algo tan trivial como la entrada y salida del colegio. 




El ejemplo ilustra la forma de enseñar del centro, que basa el aprendizaje de los niños en proyectos en lugar de hacerlo con libros, como en la educación “convencional”. La diferencia, explica la directora del Clara Campoamor, Sofía Deza, es el papel que juegan los alumnos en el propio proceso de aprendizaje. “Aquí, ellos construyen su propio conocimiento. El papel del maestro es el de guía, acompañante y facilitador de los proyectos, pero nunca de forma expositiva. Intentamos crear con materiales que vamos a encontrar en nuestra vida social, para que los niños aprendan a usar las herramientas que luego les van a ayudar a mejorar su calidad de vida”. Deza apunta que esta metodología es válida y aplicable a todas las materias, desde Ciencias Sociales a Matemáticas “porque la vida es global, no está seccionada en asignaturas”. 




Incertidumbre




Por ahora, este colegio público, situado en Huércal de Almería, es el único de la provincia que, de forma integral, aplica esta metodología educativa, aunque hasta llegar aquí el camino no ha sido fácil. El centro Clara Campoamor se abrió en 2014 y el plan de dirección y el proyecto educativo que se redactó entonces ya establecía que las cosas se harían de esta manera. Pero hubo dificultades, principalmente, con los padres de los alumnos, ya que muchos no encajaron bien que los profesores de sus hijos quisieran enseñarles de manera no tradicional, alejada de los libros de texto. 




“Hemos tenido que trabajar mucho con las familias porque las críticas venían del desconocimiento. Siempre tenemos las puertas del centro abiertas, con tutorías compartidas con las familias. Los padres que, al principio, tenían dudas, ahora son los principales defensores de este modelo porque ven que sus hijos vienen felices al colegio”, señala Deza. 
Los miedos que manifestaron los padres se dan también entre muchos profesores,  que se muestran reacios a cambiar un modelo basado en la repetición, curso tras curso, de los mismos contenidos. Según la directora de este colegio, cualquier cambio en educación es “lento” y, en ocasiones, no se lleva a cabo por el temor que supone impulsar un modelo de aprendizaje que, a veces, evoluciona hacia derroteros que no eran los inicialmente previstos por los propios docentes. “Y eso genera una gran incertidumbre”, dice. 




Mirada crítica




Otro de los proyectos impulsados por el centro -en el que dan clase 21 docentes con una media de edad de 35 años- es el que hicieron niñas y niños de 5 años el curso pasado, que analizaron, con “mirada crítica”, los catálogos infantiles de juguetes. Los pequeños tuvieron que buscar, entre las fotos de esos catálogos, a niñas que montaran en bici y a niños que jugaran con muñecas.Los críos aprendieron que ciertos estereotipos se refuerzan desde la infancia e hicieron su propio catálogo, con niñas que, esta vez sí, iban subidas en un monopatín o jugaban con un balón. “Con este proyecto, trabajamos todo: el lenguaje audiovisual, la visión crítica, las matemáticas porque ellos se encargaron de ponerle precio a las cosas, el texto escrito...todo está englobado en la misma secuencia didáctica”, explica la directora del colegio, Sofía Deza. 




Los profesores del Clara Campoamor tienen un “claustro tuitero”, en el que comparten noticias que encuentran en la red social sobre esta metodología educativa - “la escuela debe cambiar porque la sociedad ha cambiado”, señala Deza-, y trabajan con clases tutorizadas en las que los alumnos han hecho debates de temas como si son buenos o no los deberes o si se debería tirar o no el hotel del Algarrobico. “Nosotros nos alimentamos con la imaginación. El mejor recurso de un aula es la creatividad del maestro o la maestra”, apunta la responsable del centro, que se abrió en plena crisis y que también ha sido víctima de los recortes: “Tenemos pocos medios tecnológicos, pero procuramos optimizarlos lo mejor posible”. 


 



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