El sótano de la crisálida

Este año se cumplen 150 años del nacimiento de Carmen de Burgos. Lo celebro haciendo realidad un antiguo anhelo: visitar el sótano donde renació la Carmen p&uacute

Sótano del inmueble en calle de las Tiendas donde estuvo ubicada la imprenta de don Mariano Álvarez. (Foto: Mar de los Ríos)
Sótano del inmueble en calle de las Tiendas donde estuvo ubicada la imprenta de don Mariano Álvarez. (Foto: Mar de los Ríos)
Mar de los Ríos
14:48 • 24 abr. 2017

Hacía mucho tiempo que sabía cuál era el inmueble situado en la calle de las Tiendas de nuestra ciudad, donde la pareja formada por Arturo Álvarez Bustos y Carmen de Burgos y Seguí publicaban Almería Bufa, un periódico semanal de corte satírico, desde 1886 a 1898, más o menos lo que duró su desgraciado matrimonio.  




Y una mañana inusualmente gris de esta primavera, se hace posible el encuentro con parte del espíritu de mi venerada maestra, entrando en el santuario donde tuvo lugar el nacimiento de la mente lúcida de esta gran humanista y literata.




La actual propietaria del inmueble, Yani Gálvez Pérez, ejerce de maestra de ceremonias con primor. Su abuelo, Matías Pérez Ruiz, fue un comerciante de telas venido de Fortuna (Murcia) y quien compró la casa en 1917, cuando ya no pertenecía a los Álvarez.




La casa
Lo primero que hago es subir al piso principal, donde tengo el placer de recorrer las estancias de una casa holgada y restaurada, que conserva mucho del sabor de aquella época del siglo XIX y donde vivió su infancia y juventud Arturo Álvarez. Entonces, mientras Yani va desgranándome los espacios, quiero entrever a una ilusionada Carmen cruzando los umbrales, sonriendo a sus suegros, queriendo encajar en su nueva vida. Una mujer enamorada.




Tesoros
Yani tiene el detalle de buscar entre sus tesoros algo que sabe me hace especial ilusión: unas piezas antiquísimas de abecedarios de madera, con sus regletas de latón, así como un tintero, procedentes de la imprenta del padre de Arturo, don Mariano Álvarez, la cual estaba ubicada en el sótano de este inmueble. Pero por más patios y cristaleras que puedo transitar en el piso principal, donde se produce la auténtica magia es al abordar la segunda fase, el objeto primordial de mi visita. 




El sótano crisálida
Y al comenzar la bajada que desembarca en el espacio-santuario para mí, es como si llevara a Carmen delante hablándome de los elementos. Me presenta las angostas escaleras de caracol de intrincado recorrido, que conservan su estructura original de piedra. Llegamos al sótano y allí es donde es posible entender algunas cosas. Lo primero, el perfecto aislamiento de miradas curiosas que supone llegar hasta aquí, un sitio ideal para trabajar sin ser molestado. La bóveda del techo está compuesta con arcos rebajados de piedra, los huecos de dos ventanas que dan a un patio interior nos sitúan en un espacio que resulta una cápsula agradable e iluminada para tejer ideas, en una de las primeras imprentas que llenaran de tinta la Almería de mediados del siglo XIX, con su primera revista quincenal, El Pensil, creada hacia 1845 por don Mariano Álvarez, el suegro de nuestra autora.  




Concepción Núñez Rey, la catedrática de literatura de la Complutense de Madrid que ha dedicado toda su vida a rescatar del más profundo olvido a Carmen de Burgos, me cuenta, releyendo sus publicaciones, que le resulta imposible documentar la fecha exacta del casamiento de Carmen y Arturo, argumentado en el interés de la autora por borrar su verdadera fecha de nacimiento. Cuando en 1898 ella da por terminado su matrimonio, ya tiene sus dos títulos de maestra y está dando forma a su nueva vida en Madrid. Como consecuencia, su relación con Almería Bufa acabaría en ese año del 98, posiblemente el último en que pisara este sótano.




Renacer de las cenizas
A raíz de mi visita, busco con avidez en el archivo de la Diputación Provincial de Almería las revistas donde poder rescatar algún átomo de aquella Carmen; del germen que comenzó en ese espacio, componiendo los números semanales de la publicación, y donde surgen los cimientos de la periodista y escritora de raza que salió por aquel angosto caracol hacia el mundo para nunca más volver. Porque ante la total incompetencia de un marido: maltratador, irresponsable, alcohólico y jugador, el que descubre al poco tiempo de haberse casado, nace su sufrimiento. Pero con él también germina el revulsivo de una vida nueva. Se construye a sí misma desde el NO, desde la rebeldía de aspirar a una vida mejor donde sea ella la que la gobierne, donde pueda ser feliz.  


La libertad
Si Arturo hubiese sido el hombre que Carmen esperaba, en primer lugar ella hubiese sido una mujer moderadamente realizada, como todas las de su época. Lo amó muchísimo, pero su felicidad provinciana nos habría privado de la Colombine, de la Carmen pública a la que tanto debemos. Ojala nunca hubiese tenido que escribir este libro, dice en su dedicatoria en Notas del alma, su primer y único libro de poemas publicado en Madrid en 1901, el año de su traslado a la capital del reino con su hija María de seis años y su hermana Ketty. Y es en estos cantares, que podemos leer gracias a los fondos digitalizados de la Biblioteca Nacional, se cotejan desde la primera línea, el auténtico sufrimiento de la persona, el que me bebo entre lágrimas al mascar el dolor de sus versos. 


Periodista anónima
En los ejemplares de Almería Bufa desde 1884 a 1890, rescato el retrato del marido que le tocó en suerte y la fuente de su catarsis, generada por ella misma, desde la mente de una mujer valiente e inteligente. Porque ya me lo había contado Concepción Núñez en sus libros, pero al hombre que encuentro en estos ejemplares supera en mucho la semblanza que hace la biógrafa. Me topo con un sujeto absolutamente soez en sus textos, desordenado y poco conocedor del oficio, burdo en el vocabulario, pese a haber tenido en casa a un maestro del que no parece aprender nada. Los periódicos que encuentro de don Mariano ofrecen al lector la imagen de un profesional. Los números del periódico satírico-ilustrado, como autodenomina Arturo a su publicación, se componen de una sarta de pensamientos criticones y ególatras, que no llegan ni a gaceta de sucesos. El ataque permanente a las mujeres está anclado en cada una de sus frases, donde la  sátira se queda en ordinariez ramplona. Sus composiciones poéticas le siguen de cerca en estilo, las cuales le sirven básicamente para llenar la página en blanco. Sin embargo, hay una diferencia ostensible entre los números de los 80, donde se supone que Carmen acaba de llegar a su vida,  con respecto al número del 1890. En los primeros todo es caos y mal gusto y tan solo figura un anunciante, la naviera que copa la última página y que cubría las rutas conocidas con África y Gibraltar. En el número del 90, esa misma página aparece con treinta y un anunciantes, entre los que destaca como el primero el padre de Carmen, don José de Burgos Cañizares, quien ofrece sus servicios en materia de marchante de comisiones, consignaciones, tránsitos, renta de la línea de Vapores de Canadá, firmando como vicecónsul de Portugal. En ese mismo número se notan cambios que favorecen a la publicación y que se intuyen llegan de la mano de nuestra autora de culto y que por supuesto nunca firma. Aparecen secciones como Palique o Mala espina. Se refiere la lentitud de los trabajos de las obras de la construcción del  ferrocarril, con la sorna característica de Arturo: se ha visto colocar en dichas obras otra piedra del mismo calibre de la primera de la inauguración. Se nota definitivamente la mano de Carmen en la publicación; los recortes que, posteriormente ella reconoce en su relato vital, componía con noticias de otros periódicos y publicaciones, como: Ejemplo imitable, extracto de la carta que nuestro Gobernador de entonces dirige al periódico de Linares, Clamor del pueblo


Pero la desfachatez de Arturo no conoce límites, cuando como texto final, aparece un anuncio por palabras que titula Última hora, donde alguien, que sin duda cuenta con la simpatía de su director, firma como “una víctima”, y donde se cita con una señorita en un cortijo concreto, por la noche de ese mismo día, donde le pide que se persone y lleve vino.


Notas del alma
La réplica a todo este sufrimiento, donde añadimos la muerte de los tres primeros hijos del matrimonio en cinco años, la da Carmen en su libro de poemas, Notas del alma. Allí sí se puede tomar el pulso de la tortura de la mariposa; allí quedan reflejados todos los sentimientos que plasmaría en secretas cuartillas en el sótano, y que pasaría a limpio, ya con sus alas de libertad recién desplegadas. También se mide el tamaño de su noble corazón. En esos cantares se pueden encontrar versos tan desgarradores como estos:


Amarte hasta el sacrificio / recoger sólo traición / y decirte: —soy tu amiga— / ¿hay mayor prueba de amor? 
El hombre que a las mujeres no las trata con cariño / o no conoció a su madre / o la perdió siendo niño. 
Descanso de mis dolores / tan solo la tumba tiene / pero la mano de un ángel / en el mundo me retiene.


Querida Carmen: que cumplas muchos más; que las generaciones del siglo XXI seamos capaces de resucitarte y situarte por fin en el Olimpo que te mereces.



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