La familia

Antonio Jesús García
01:00 • 27 abr. 2017

Siempre ha sido así, desde tiempos inmemoriales, el poder lo han ostentado determinadas familias, generalmente por designio divino. Es más, las 30 dinastías de faraones que gobernaron en el Antiguo Egipto, no lo hicieron en nombre de Dios, sino que ellos mismos encarnaban la divinidad, pudiendo ser considerados el primer ejemplo de absolutismo de la Historia. Legendaria fue la crueldad ejercida hacia sus súbditos por Keops, Kefrén o Ramsés II. 
Windsor, Borbón o Alba son apellidos cuyas reatas se remontan hasta la Edad Media. El poder ha sido ejercido por estas oligarquías de forma endogámica hasta el siglo XVIII, cuando la Revolución Francesa marcó el inicio de la Edad Contemporánea, asentando las bases del parlamentarismo liberal. Por desgracia, con el paso del tiempo, a los apellidos de sangre azul se les unieron los de empresarios y banqueros, como March, Botín o Koplowitz.
No cabe duda que uno de los sistemas de organización más sólidos e importantes que ha surgido a través de la historia del hombre puede ser la familia, grupo de personas unidas por el parentesco. 
De la importancia de la familia da suficiente muestra el cine y la literatura. En El Padrino de Francis Ford Coppola, basada en la novela homónima de Mario Puzo, el hijo de Don Vito, Michael, no tiene intención de tomar parte en los negocios de la familia, en los que se es amable y benevolente con los que muestran respeto, a la vez que violento y despiadado con quien está en contra. En este filme se usan claramente las dos acepciones: la de la familia conformada por vínculos consanguíneos y la de la familia como un tipo especial de crimen organizado, La Mafia o la Cosa Nostra, en el que los miembros de los distintos clanes controlan las actividades de la organización.
Resulta curioso cómo en los sistemas democráticos contemporáneos las diferentes facciones que luchan por el poder y control en los actuales partidos políticos se organicen por familias cuya denominación responde generalmente al nombre o apellido del cabeza visible de la corriente: guerristas, pablistas, errejonistas, sanchistas o susanistas; todos agrupados, como Connor MacLeod, partiendo con su clan a combatir frente a un clan rival, bajo el estandarte de la familia en Los Inmortales, película protagonizada por Christopher Lambert en 1986.
Que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda, fue la legítima aspiración del pueblo, grabada por Quilapayun en 1968, con letra y música de Chicho Sánchez Ferlosio, pero en la práctica lo que ha sucedido es que han surgido nuevas escuelas de hostelería, pero la omelette continúa cuajándose sobre el mismo lado.


 







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