Solidaridad alimentaria, arma ante la pobreza y la competencia feroz

El programa de Garantía Alimentaria ayuda a vecinos con necesidaes y a tiendas tradicionales

La concejala visitando el Supermercado José Luis, colaborador del programa.
La concejala visitando el Supermercado José Luis, colaborador del programa.
Guillermo Mirón
18:04 • 29 abr. 2017

Con el desembarco de las grandes superficies alimentarias a los municipios de tamaño pequeño y mediano los supermercados tradicionales, los llamados comercios de barrio, no pasan por su mejor momento. La competencia es cada vez más numerosa y más poderosa, por la posibilidad de ajustar los precios que poseen las grandes cadenas.




Sin embargo no hay nada como tirar de sabiduría popular y recordar que siempre -o casi siempre- habrá alguien en una posición peor que la nuestra. Es lo que han comprobado los comercios que colaboran con el Programa de Garantía Alimentaria de Huércal-Overa. Gracias a esta iniciativa han establecido una relación recíproca y positiva con aquellos huercalenses que peor lo están pasando. Vecinos a los que la crisis ha golpeado con fuerza y les cuesta, simplemente, mantener las comidas diarias básicas.




Funcionamiento
El sistema es simple. Los servicios sociales elaboran la lista de los vecinos adecuados para beneficiarse de este programa y se seleccionan cuatro comercios pequeños, de barrio, donde estas personas acuden a recoger los alimentos. Así, se benefician familias huercalenses sin recursos y las tiendas, que reciben de la Administración el importe de los productos del programa puesto en marcha por la Junta de Andalucía y al que se ha adherido el Ayuntamiento huercalense, repercutiendo en medio centenar de familias.




Nicolasa Fernández regenta el Supermercado Pandereta en pleno casco urbano. Explica que, hace tres años, desde el Ayuntamiento “nos preguntaron para participar y ayudar y lo vimos bien”. Durante estos años han comprobado que “la gente que viene  lo necesita  y vimos correcto seguir participando”. A tan sólo unos metros de distancia se encuentra la Carnicería Hermanos Fuentes. Pedro Fuentes, uno de sus responsables, transmite el doble beneficio de este programa.  “Además de colaborar con la gente es algo que nos viene bien económicamente” dice frente a un mostrador de carnes que avanza una pared presidida por jamones colgados. Todos los comercios preguntados coinciden en una respuesta. “Esas personas lo necesitan de verdad”.




Mayores ventas
Sobre el protocolo, Pedro detalla que “primero nos pasan una nota de todas las personas que tienen la ayuda, vienen y retiran los productos con el valor asignado. Hay una relación de productos que se puede retirar y otra lista con los que no, como por ejemplo bebidas alcohólicas... productos que no son de primera necesidad”.




Francisco Ávila nos atiende detrás de la caja, junto a la puerta del Supermercado Ávila. También reconoce que el programa empuja ”a que tengamos una venta normal y nos viene bien porque nosotros ganamos un poco más de dinero y, de paso. se ayuda a la gente que está necesitada y que viene aquí con esa forma de necesidad”. Y aquí, al igual que el resto de comerciantes, hace hincapié. “Tienen necesidades para comer, no es ninguna otra historia; es que lo están pasando mal. Estamos al servicio de ellos. Vienen y los tratamos bien, como a otra persona que entra. Se llevan su comida y no pasa nada”, detalla. Todos comparten la satisfacción de ayudar a otros. Una sensación que, a buen seguro, también sienten quienes acuden hasta sus despensas cada semana.






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