Ana Pomares, una niña de la Desbandá

Un ejemplo de dignidad tras sobrevivir a la Carretera de la Muerte

Ana Pomares junto al coordinador de Encuentros de Testimonios y amigos.
Ana Pomares junto al coordinador de Encuentros de Testimonios y amigos.
Francisco Jesús Martín Milán
23:17 • 16 may. 2017

Ana Pomares nace en Málaga en 1928. Su padre pescador tenía un barco que será requisado por el Comité revolucionario de Málaga durante los primeros meses de la guerra. Ante los bombardeos a la capital malagueña, su familia se guarece en un cortijo del interior aunque el padre sigue haciéndose a la mar para pescar y llevar dinero a casa. En los primeros días de febrero de 1937, las tropas sublevadas italianas al mando de Mario Roatta toman Málaga y su familia huye unas horas antes junto a otra familia en un coche con destino a Almería.




Pomares, una niña de ocho años en el camino de la Desbandá hacia Almería, ve niños llorando perdidos de sus madres, gente con burros, una hilera que se perdía la vista. Se esconden de los bombardeos de los barcos en las cunetas como pueden. 




Desde el mar bombardean el Canarias, el Baleares y el Almirante Cervera. Desde el aire, los famosos Savoia S-79 pertenecientes a la Aviación Legionaria Italiana. La salida de Málaga también fue acompañada de bombardeos por tierra de la artillería sublevada. 150.000 evacuados salen de Málaga, a Almería llegan alrededor de unos 50.000, otros deciden perderse por los pueblos del interior al paso por la provincia granadina y almeriense.




Ana llega a Almería y, ante los frecuentes bombardeos de la ciudad, es conducida a las Cuevas de las Palomas, cerca de Pescadería. Recuerda haber estado en los Refugios de Almería en una ocasión y ver a la población amontonada en los polletes laterales y un caos tremendo y estremecedor al oír las sirenas antiaéreas de Oliveros y de la Alcazaba. Estas comenzaban a sonar cuando las baterías de costa avistaban alguna ‘pava’ franquista (era como se conocía el avión trimotor que venía a bombardear) doblar el Cabo de Gata. Desde el sonido de la sirena, alrededor de unos cinco minutos tenía la población para guarecerse del bombardeo aéreo. 




El primer bombardeo aéreo de Almería durante la Guerra Civil se produce ya en septiembre de 1936 y, por mar, será el crucero Canarias el 8 de noviembre de 1936.

Exilio en Orán
Los padres de Ana deciden salir al exilio por mar con destino a Orán, en Argelia, por entonces colonia de la República francesa. Al llegar al puerto no dejan desembarcar a la traíña de pesca con toda su tripulación. Los niños estaban en la bodega (allí estaba Ana, seis días sin que la dejasen tomar tierra). Los estibadores del puerto de Orán finalmente se ponen en huelga y dejan desem­barcar a los exiliados españoles (esto lo sitúo avanzado 1937). Tras una breve estancia en Orán, las condiciones de vida siguen siendo pésimas. Su padre decide embarcar con la familia con destino Barcelona. Ana vive en la Barcelona de la Guerra Civil y recuerda cómo los bombardeos en la Barceloneta son cada vez más atroces y virulentos. 




Así las cosas, prosigue su éxodo y su padre dirige a su familia a Sagunto en Valencia. Ya en 1938, los bombardeos de la aviación legionaria italiana con base en Pollensa (Mallorca) se ciernen sobre todos los enclaves del Mediterráneo. Entre sus objetivos, también está Sagunto. Durante un tiempo, la familia es conducida a un pueblo del interior de la provincia de Valencia, pero finalmente Ana vuelve a Almería donde le pilla el fin de la contienda (1 de abril de 1939).




Amor en Almería
Acabada la guerra, sus padres vuelven a Málaga y ella se enamora de un hombre que trabajaba en transportes. Ella se había enseñado a coser en una escuela de costura sita frente a la Iglesia de San Pedro y, fruto de la ilusión de ese primer amor, decide quedarse en Almería con una tía suya. Cuando pasa un tiempo le chivan que su prometido se pasea con otra muchacha y decide romper la relación de raíz. Finalmente vuelve a Málaga con sus padres y allí encontrará a su futuro marido en una Semana Santa en Algeciras, donde hasta la fecha reside, ya viuda con 89 años y madre de tres hijos, dos mujeres y un varón.




A pesar de sus adversidades y duras vivencias de niña, Ana Pomares nunca pierde la sonrisa. A sus 89 años, se defiende con las redes sociales y es tan independiente que viene a menudo ella sola en autobús de línea desde Algeciras a Almería. En el IV Encuentro de Testimonios ‘La Guerra Civil en Andalucía’ se trasladó expresamente para contar su historia cuando se enteró que se hablaría de la Carretera de la Muerte, como fue conocido el éxodo masivo de Málaga a Almería en los primeros días de febrero de 1937. 


En definitiva, todo un ejemplo de dignidad y de vida.


Francisco Jesús Martín Milán es profesor, escritor y coordinador de los Encuentros de Testimonios



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