Los barcos de Carboneras salen a pescar el pez espada

Tendrán que afrontar, como con el atún, la cuota limitada a 10.500 toneladas en el Mediterráneo

Miembros  de la Cofradía de Pescadores de Carboneras.
Miembros de la Cofradía de Pescadores de Carboneras.
Manuel León
01:00 • 20 jun. 2017

La flota palangrera de Carboneras, la mayor del Mediterráneo, compuesta por casi una treintena de embarcaciones, tras la festividad del patrón San Antonio, ha salido a pescar el pez espada, especie conocida también como emperador o aguja. Se trata de la segunda especie en importancia, tras el atún, para la flota de este puerto almeriense.




Sin embargo, vuelven a tener limitaciones en cuanto a la cuota de captura impuesto por el organismo internacional ICCAT con un tope de 10.500 toneladas para el Mediterráneo durante 2017, con previsión de más reducciones hasta el año 2022.




Para el sector pesquero carbonero, “estos nuevos recortes vuelven a entorpecer la continuidad de un oficio más que centenario y hacen casi inviable obtener los mínimos recursos para justificar los gastos”. La talla mínima también para la captura también ha aumentado de 90 a 100 centímetros. Desde la Cofradía de Pescadores de Carboneras, que junto a la organización de armadores Carbopesca, absorben a toda la flota, consideran que “se sigue sin tener en cuenta que somos una flota artesana de pesca selectiva y se nos da el mismo trato en cuanto a cuota que a las capturas con redes de deriva de otros países que siguen actuando aunque no se reconozca por parte de las administraciones”.




En enero, la entonces consejera de Agricultura y Pesca, Carmen Ortiz, se comprometió a crear un grupo de trabajo para garantizar la viabilidad de la flota de palangre de superficie del Mediterráneo andaluz, en la que destaca por número de barcos Carbonera.




En este grupo, la Consejería se comprometía a realizar un estudio socioeconómico de la flota y su viabilidad  que sirva de base para el grupo de trabajo.




La flota de Carboneras se ha visto en la necesidad un año más de vender su cuota de atún a las empresas Balfegó y Ricardo Fuentes, catalana y murciana respectivamente, ante la falta de rentabilidad de salir a pescar una cuota tan reducida.




Se les había asignado esta campaña en torno a 250 toneladas de pelágico, un cupo con el que no se costea echar las jarcias al mar.
 





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