El carnet que todo lo puede

Hace treinta años, a medida que la naturalidad se abría paso en el discurso publicitario, los productos de higiene íntima femenina empezaron a anunciarse sin –demasiados- mensajes crípticos y pudibundos. Los más memoriosos recordarán la campaña televisiva de unos tampones basada en que su cómodo tamaño y fácil aplicación permitían a la usuaria realizar con garantías todo tipo de actividades. Pero la idea se les fue un poco de las manos a los publicistas, porque tan exagerado parecía el abanico de posibilidades que abría el famoso absorbente, que comenzó a popularizarse por entonces el chiste de dos niñas que escribían sus cartas de Reyes Magos y una de ellas incluía en su lista de regalos una caja de estos tampones: “¿Y eso del Tampax qué es?”, preguntaba una, “Pues no sé, pero debe ser algo fabuloso, porque te lo pones y puedes esquiar, y correr, y montar a caballo y tirarte en paracaídas y tal” respondía la otra. Bien, pues tras el Tampax no se ha conocido otro artículo con tan amplias y benéficas propiedades que el carnet del Partido Socialista Obrero Español. Si bien en esto de los carnets políticos el mercado está tan igualado como en el competitivo mundo de la higiene femenina, lo cierto es que la marca PSOE tiene entre sus ventajas distintivas –digámoslo en el viejo lenguaje radiofónico- “una amplia gama y un extenso surtido” de aprovechamientos y disfrutes. Véase el llamativo tránsito competencial de dos ilustres damas del socialismo almeriense, Mari Carmen Ortiz y Trinidad Cabeo, que en apenas unos días han pasado de ser Consejera de Agricultura a Presidenta de la Autoridad Portuaria y de Presidenta de la Autoridad Portuaria a Presidenta del Parque Tecnológico, responsabilidades estrechamente relacionadas, como cualquiera puede ver. ¿Y alguien ha dicho algo? Pues no. A esto también nos hemos acostumbrado sin más. Eso sí; que el PP hubiera hecho un movimiento así. A ver lo que hubieran tardado en salir los de las idoneidades y las puertas giratorias.