Miles de personas piden al Gobierno que arregle la desaladora del Bajo Almanzora

La escasez de agua actual hace peligrar muchas explotaciones y miles de puestos de trabajo en el Almanzora y el Levante

Regantes, empresarios e instituciones están unidos en sus reivindicaciones.
Regantes, empresarios e instituciones están unidos en sus reivindicaciones.
Víctor Visiedo
23:19 • 16 oct. 2017

La Mesa del Agua eligió un lugar icónico para reunir a más de 4.000 personas (agricultores, empresarios, transportistas y alcaldes de la zona) para reclamar medidas que solucionen el déficit hídrico de la comarca del Almanzora y Levante: la desaladora de Villaricos. Esta instalación es “la vergüenza de la provincia”, clamaron algunos de los oradores que tomaron la palabra en la multitudinaria concentración que tuvo lugar ayer a las 10 de la mañana. La infraestructura lleva cinco años olvidada, abandonada, sin uso, después de ser anegada por la riada de 2012. Costó la friolera de 77 millones de euros.




Ayer los cultivos de todo el bajo Almanzora se quedaron sin regar. No por falta de agua, que aún queda, aunque apenas para un mes. Ayer no se regó para mandar un mensaje a la clase política: Almería tiene sed, sus campos se ahogan. Más de 24.000 hectáreas de la zona cerraron el grifo en apoyo a la manifestación. Los trabajadores ayer no estaban en el campo, sino concentrados frente a la desaladora del Bajo Almanzora gritando “¡queremos agua!”.




 Bajo el lema “Justicia con el Almanzora, ¡agua ya!”, la principal exigencia de los representantes de regantes, agricultores, ganaderos y empresarios concentrados en Villaricos ayer fue el “arreglo inmediato de la desaladora del Bajo Almanzora”. 




Reparar la desaladora
Esta infraestructura debería generar 15 hectómetros cúbicos de agua desalada al año, con los que se solucionaría (solo en parte) la enorme escasez de la zona.




“Los políticos nos han dejado en la estacada, deberían haber hecho los deberes hace tiempo para no vernos en la situación que estamos ahora”, ha recriminado Francisca Iglesias, secretaria de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). Por ello, ha querido recordar que “nunca nadie nos ha dado, por lo que tampoco esperemos que nos lo den”, en un mensaje dirigido contra la clase política que “no ha tomado el pelo”.




Los propios regantes se han ofrecido para arreglar la desaladora y ponerla en funcionamiento, ante la desidia del Gobierno central. “En navidad podría estar funcionando una fase de la desaladora”, apuntan los responsables agrícolas. No obstante, ya estudian otras medidas como la construcción de una nueva desaladora con fondos privados y el apoyo de la Junta de Andalucía. “Sobre todo somos gente trabajadora, si vosotros, los políticos, no podéis dar soluciones, nosotros sí”, ha manifestado Javier Serrano, presidente de Aguas del Almanzora.




Una ruina
Si no se pone remedio a la actual situación, solo queda agua garantizada para los cultivos de la comarca hasta noviembre. Actualmente la procincia de Almería tiene un déficit hídrico de 191,8 Hm3, por la suspensión de los trasvases Negratín y Tajo-Segura, la desaladora de Villaricos en desuso, la ausencia de inversión para ampliar la de Carboneras, la falta de conexión de la Presa de Rules-Pantano de Benínar o la ausencia de tratamiento terciario en Roquetas de Mar y El Ejido.




La Mesa del Agua considera que los casi 192 Hm3 de déficit se han generado a causa de un cúmulo de desacertadas decisiones políticas que han conseguido situar a la agricultura almeriense al borde de la declaración de sequía, a pesar de que el río Andarax arroja al mar 15 Hm3 cada año, que la Balsa del Sapo tiene problemas de desbordamiento y que hay dos desaladoras terminadas pero sin funcionar. “En un año se puede venir abajo todo lo que nos ha costado décadas de duro trabajo”, lamenta  Aguas  del Almanzora.


Todo ello implica que muchos agricultores hayan tenido que reducir la superficie de cultivo, ante la incertidumbre actual. Por eso, José Antonio Fernández, portavoz de la Mesa del Agua cree que “hay que proteger los intereses de los agricultores de la provincia, porque sin agricultura, Almería se va a la ruina”.


En la manifestación de ayer también se alzó la voz contra el alto precio del agua desalada, que provoca que “Almería sea la provincia donde se compra más cara el agua”. Por ello, además de reparar la desaladora, los regantes piden más infraestructuras, como la autovía del agua, los trasvases y una apuesta más fuerte por la depuración terciaria.



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