Guillermo Blanes: "Tendrían que ir a la cárcel los que se han cargado el centro histórico"

Pocos almerienses habrá que no sepan quién es Guillermo Blanes. El empresario que de una alpargatería familiar en Obispo Orberá ha construido un imperio

Guillermo Blanes durante la entrevista en sus oficinas de La Joaida.
Guillermo Blanes durante la entrevista en sus oficinas de La Joaida.
Antonia Sánchez Villanueva
23:16 • 21 oct. 2017

A punto de los 70, Blanes no quiere descansar. Acude cada día a ‘su’ tienda, como si fuera aquel mozalbete de 13 que dejó La Salle para trabajar en la tienda familiar. Eso sí, con más experiencia y menos pelos en la lengua. 




Es casi el único gran comercio de Almería nacido en los 60 que se mantiene, cuando grandes nombres han cerrado. 
Por desgracia es verdad en Almería todos los grandes comercios y empresas familiares de los 60, los 70, a los que admiraba y que eran una enseña, empresas familiares como Marín Rosa, La Llave, Almacenes El Aguila, La Giralda, cafés como Colón, El Español, Los Espumosos, por unas cosas o por otras han cerrado, absolutamente todos.




¿Por qué no sobreviven negocios tan señeros?
La experiencia dice que generalmente en la tercera generación se rompen casi todas las empresas familiares. En mi caso, por suerte estamos en la tercera y Dios quiera que pueda seguir la cuarta o la quinta, ya hay cinco nietos y espero que a alguno le guste seguir. Yo abogo por la empresa familiar y por el trato directo al público. Ese trato no existe en las grandes superficies.




¿Cuál es la clave de su éxito?
Mira, mi padre siempre me dijo que no me fiara mucho de los bancos y que llegara hasta donde pudiera. Hemos ido subiendo, peldaño a peldaño, pero siempre con recursos propios. Es cierto que los bancos nos han apoyado cuando los hemos necesitado, pero no hemos ido por encima de nuestras posibilidades.




¿No tuvo la tentación en años de bonanza de sobreendeudarse para crecer?
No, no. Siempre hemos mantenido la máxima de llegar hasta donde puedes, y de tener siempre una caja de zapatos de repuesto por si vienen las épocas flacas. Si he tenido tres pesetas, en lugar de comprarme un chalé, un barco, un helicóptero o una finca para cazar leones, me he dedicado a comprar otro almacenito más, otra tienda, mi capital siempre ha estado metido dentro de los negocios. Mi padre siempre me dijo “hijo procura más que tener dinero tener un buen nombre comercial y una seriedad” y eso para mí ha sido sagrado. Nunca hemos devuelto un giro, nunca hemos dejado de pagarle a nadie, jamás en la vida.




Pues era difícil no caer, cuando alrededor todo eran vino y rosas. 
Bueno, también fui como iban algunos, porque cuando vendí el fútbol invertí en una promoción con algunos amigos, hicimos un edificio en Aguadulce, y nos pilló en plena crisis. Total, todos mis socios me regalaron las acciones y me dejaron a mí el muerto del edificio entero. Actualmente soy dueño de 15 ó 20 pisos en Aguadulce que sigo pagando religiosamente al Banco Bilbao. Guillermo Blanes ha mamado que hay que cumplir los compromisos adquiridos, y pudiendo haber hecho como otros, darle las llaves al banco, he dado la cara. Soy como mi padre, cuando hacía los negocios y daba la mano, eso era sagrado.




Cita mucho a su padre. ¿Lo admiraba?
Sí. Cuando fui al colegio de La Salle era el pobre de la clase porque era el hijo del alpargatero de la calle Obispo Orberá. Mi hermano se hizo ingeniero, mi otro hermano se hizo abogado, y yo que era el mejor estudiante de toda la familia, con 13 años decidí dejar el colegio porque mi padre estaba tocado, y pensaba que si se moría, los otros dos hermanos no podían seguir. Nunca me he arrepentido, porque hice la carrera de alpagartería, zapatería, chandelería, y comercio de deportes, y después he tenido la suerte de tener trabajando conmigo a mi hermano el ingeniero y a mi hermano el abogado.




O sea, que , al final...
Al final he sido el capo de la familia, poco menos.


¿Es muy familiar?
Yo defiendo la familia por encima de todo, cuando hay un problema familiar, en una habitación se soluciona todo, que es como se debería solucionar también la política. Yo me he criado con mi padre muy codo a codo, porque he sido el que ha estado siempre con ellos, y eso que chocábamos muchísimo. Mi padre a mí nunca me dijo que me admiraba. En cambio, a la gente que estaba alrededor sí se lo decía. Y puede que a mí me pasara algo igual.


Con 16 ó 17 años ya viajaba solo para tratar con proveedores. ¿Eso ha forjado su carácter? 
Mi padre confiaba tanto en mí que me mandaba entonces, con 15 y 16 años a Elche a comprar, me daba las direcciones de los fabricantes, un mapa de Elche, y allí iba solo, como un hombretón, con toda la humildad del mundo. Cuando iba invitado a alguna comida de los grandes poderosos de entonces, yo me ponía en un rinconcico, escuchando cómo se hacían los negocios, cómo se podía comprar más barato, cómo ganar más dinero, y allí, a la calla callando, yo, como el tontico del pueblo, aprendía todo lo que podía aprender en esa edad. Todas esas cosas te hacen ya forjarte con una responsabilidad, a lo mejor demasiado prematura, pero a mí, particularmente, no me ha venido mal.


¿Por qué en Almería es tan difícil que los comercios abran los sábados por la tarde o a mediodía?
Bueno, mira, la culpa la tienen por igual entre comerciantes y autoridades. Yo abro los sábados por la tarde desde hace quince ó veinte años. De los pocos de Almería, porque en el centro abren solo las grandes franquicias de Madrid. Pero eso lo hice cuando me fui de Asempal, cuando no quise saber nada de las asociaciones de Almería, porque he entendido que las asociaciones de Almería se han dedicado solamente a ponerse en esos puestos para sacar algo en beneficio propio.


¿Se refiere a Asempal y la Cámara de comercio?
Yo no estoy de acuerdo ni con la Cámara ni con Asempal, respeto a todos los que pertenecen, yo fui de los primeros que estuve en Asempal, y fui presidente de la sección de calzado, en los momentos fastidiados, cuando fue la primera huelga que hubo en Almería fuerte, y yo tenía de vecinos a Comisiones Obreras. Yo dije de abrir, y abrí, pero me falló muchísima gente que no abrieron. Desde aquel entonces, que no ví compañerismo, dije para mí Asempal está fuera y la Cámara de Comercio exactamente igual.


Decía que las autoridades también son responsables de que no abran los comercios los sábados por la tarde. ¿Cómo son responsables?
Tenían que haber afianzado un casco histórico, y un centro comercial, que valiera la pena. Las autoridades son responsables del desastre urbanístico del centro, desde el año 60 para acá, de lo que hago responsables a todos los que han mandado, alcaldes, concejales de Urbanismo, todos los que hayan votado las aberraciones urbanísticas que se han hecho en el Paseo, en la calle Obispo Orberá, en la calle Padre Santaella. Para mí, es de cárcel. Se han cargado a la Almería que yo quería, a la Almería que yo disfrutaba en el Paseo paseando los domingos. Empezaron a cargarse desde la Catedral, después la calle Trajano, después la calle las Tiendas, el Paseo, la Plaza de San Pedro, todas las enseñas de Almería. ¿Quiénes son responsables? Para mí, los que han mandado.


Pero los almerienses tampoco hemos sabido parar eso. 
Hombre, claro, por eso somos culpables y responsables, porque los almerienses hablamos mucho pero actuamos poco. Nadie. Pero ni los sindicatos siquiera, y no te quiero decir de los comerciantes. En Almería si hay que ser presidente de algo, pues nada no hay nada más que funalico y menganico, para qué, para que pueda ir de balde a la feria de Nueva York, a la de China, la otra, me lo pagan, y yo pues promociono mi empresa. Pero no la de todos, que es lo normal.


Parece muy decepcionado con las organizaciones empresariales. 
Para mí las organizaciones de Almería no han hecho absolutamente nada, nada más que ponerse generalmente para beneficio propio y no defender el bien común de todos los almerienses ante la Junta y ante el Gobierno central. ¿Por qué Almería tiene que seguir siendo la Cenicienta? Yo en los años 80 abogué por que Almería se hubiera ido de Andalucía y se hubiera juntado con Murcia. Me parece que fue Fausto Romero el que dijo algo de eso, y a mí me parecía extraordinario. Almería y Murcia habrían sido la hostia comercialmente porque en Andalucía pienso que damos mucho más de lo que recibimos. ¿Qué ahora digan que el AVE viene el año 2023? Si es que vergüenza les tenía que dar decirnos eso. Si salen miles de camiones de agricultores, ¿cómo tenemos unas comunicaciones tan desastrosas? Y no hay ninguna autoridad que tenga pantalones para eso. Por eso yo políticos, políticos, soy de Gabriel Amat, porque es un hombre que se ha hecho como yo de la nada, y que lo respetan a todos los niveles. Pero es que un político solo no puede mover España, no puede mover Almería.


¿Alguna vez le ha tentado entrar en política?
Sí. Me hubiera encantado. Me moriré con la cosa de no haber sido político.


¿Se lo han ofrecido?
Sí.


¿Por qué dijo no?
Porque yo sé que en el partido en que hubiera estado, que hubieran sido dos, me habrían echado a los dos o tres meses, porque hubiera defendido no lo del partido, hubiera defendido lo de mi tierra, no admitiría ningún menjunje, ningún robo, ninguna cosa de tantas como han pasado en unos y otros partidos. Si hubiera entrado en política habría sido para hacer las cosas como yo creo que se hacen en una empresa. Por eso opté por el fútbol.


¿Le fue mejor?
 Llegué a campeón de España, tercero de Europa, y se hablaba de Almería nada más que por el fútbol sala. Después opté por el fútbol y de regional preferente a la liga de fútbol profesional. Lo que pasa es que las autoridades me daban la espalda. Me daban un abrazo cuando subía el Almería, pero cuando después yo iba a decirle a Juan Megino, tengo cien millones de pesetas, y le pido que me dé un terreno para hacer una ciudad deportiva, que es mi ilusión, me quería dar 10 ó 12.000 metros por encima de Retamar, donde Dios no quiso ir, cuando lo cierto y real es que si hubieran querido, en la Vega de Acá, en la Vega de Allá, en La Cañada, había metros de sobra. Pero, claro, a uno de Almería, no se le podía dar. Vienen de fuera y se los dan.


¿Quiere decir que aquí se trata peor a la gente de Almería?
Totalmente. Pero a todos los niveles. En mi empresa no es que tenga una persecución pero...


¿Que tiene persecución?
De mi empresa viven 300 ó 400 personas, es una empresa muy decente, muy querida por Almería, tengo más de 200.000 clientes con tarjeta de GenB, han venido todos los grandes del deporte y yo sigo manteniendo una cuota, no han podido conmigo. No es que te persigan, pero si yo abro un negocio me están inspeccionando una hora antes de abrir. Después resulta que las franquicias de Madrid hacen lo que les da la gana. Eso también te duele, porque yo me mato por Almería, dentro de lo que he podido. Me he gastado cientos de millones de pesetas en el deporte para promocionar el nombre de Almería, y no me han dado un solo duro. En los momentos clave te han dejado tirado.


¿Guillermo Blanes no volvería al fútbol?
No volvería ni esposado. Y a día de hoy lo digo, que si un día Alfonso se va de Almería, no habrá ningún almeriense que se haga cargo, porque nadie quiere exponer el dinero, aun teniéndolo. En los tiempos en que yo he pedido ayuda a muchos que tenían muchísimo dinero me han dado la espalda.


¿Ha sufrido mucho con el fútbol?
Muchísimo. Porque ten en cuenta que cuando yo era presidente del Almería me jugaba primero que la gente te criticara; segundo, un montón de millones porque tenías que reforzar al equipo y los millones eran de tu pecunio personal. Claro, yo tenía una directiva fenomenal, que me querían muchísimo, pero que cuando había que firmar un cheque salían corriendo.


¿Y ha perdido mucho dinero con el fútbol?
Muchísimo. Recuperé algo al final al venderle a Alfonso, pero él sabe lo que cuesta pagar un equipo de fútbol durante diez o quince años a base de poner tú el dinero.


¿Sería solución venderlo alguien de fuera?
Yo no soy partidario nunca de que se venda a uno de fuera porque soy todavía de los que defienden que un equipo de fútbol debe estar en la categoría que su afición se merezca, llevada por gente de su tierra, y con toda la humildad del mundo, trabajar desde las bases. El que venga de fuera, con todos mis respetos, viene a lo que viene, que es a hacer negocio, y cuando el fútbol se convierte en negocio ya es muy raro.


¿Tiene la sensación de haber salido escaldado de los asuntos en los que se ha implicado que no son su negocio?
Mira, nunca me voy a arrepentir porque nadie me puso nunca una pistola para ser presidente del Blanes Fútbol Sala, del Almería Club de Fútbol, pero sí es cierto que me quiero implicar tanto que me gustaría haber sido alcalde, concejal, presidente de alguna asociación de vecinos, para haber hecho mucho más por mi ciudad de lo que creo que han hecho muchos que han podido.


¿Peatonalización del Paseo sí o no?
Antes de peatonalizar supongo que habrá que buscar las alternativas para que no sea un caos. Pero pienso que en el futuro habrá que peatonalizar todo lo que es el centro.


¿Almería necesita un Corte Inglés?
Si viene, bienvenido. Pero sin Corte Inglés hemos estado 50 años y no nos hemos muerto. Que alguien me diga que una capital es de primera o de segunda categoría por tener o no un Corte Inglés, es que es un ignorante. Y hay algún político que lo ha dicho.


¿A los centros comerciales los pequeños comercios tienen que tenerles miedo o son locomotora que ayuda a tirar de las ventas?
Miedo no, hay que tenerles respeto por su envergadura. Contra eso puedes luchar solo con un negocio más personalizado, no les pues ganar en tamaño pero sí en trato al cliente.


¿La llegada de una gran enseña no es sinónimo de desaparición de las pequeñas?
No, se cargará el comercio de barrio, yo al comercio de barrio que le veo futuro es al de la comida. También te digo que los centros comerciales en América están bajando a un ritmo vertiginoso. La cercanía es al final lo que triunfará.


¿No piensa en la retirada?
No, no. Lo tengo totalmente asumido y los míos lo saben. Yo quiero morirme trabajando, si yo no hiciera nada, creo que duraría dos o tres años. Moriré seguramente un día yendo a trabajar o en el trabajo, pero moriré con las botas puestas. Esta mi vida.



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