Una ingeniera almeriense en el reto energético más grande de nuestro tiempo

“La idea principal es intentar reproducir la producción de energía tal y como lo hacen el sol y las estrellas”, explica Ana Castañeda. “En el ITER, que es un reactor experimental de fusión, el combustible principal es el hidrógeno, y el objetivo de nuestro proyecto es demostrar que su funcionamiento es posible a gran escala”.

El ITER es un proyecto que, “si realmente funciona, y es lo que está esperando todo el mundo, cambiará el mapa energético mundial”, añade. De hecho, es el proyecto más ambicioso de la actualidad, y está participado por la Unión Europea, Estados Unidos, China, India, Japón, Rusia y Corea. “Y ya ves, aquí estoy trabajando hace ya seis años, poniendo mi granito de arena entre tanto talento...”.

Entusiasmo Ana Castañeda Cazorla es de Almería, y estudió Ingeniería Industrial en Sevilla. Allí comenzó a trabajar en Idom, una empresa internacional de servicios profesionales de consultoría, ingeniería y arquitectura. Al tiempo, “he tenido la suerte de que mi empresa participe en este proyecto, y me surgió esta oportunidad”.

Habla entusiasmada del proyecto ITER. “Es experimental, pues a escala pequeñita hay bastante hecho en el mundo, y queremos demostrar que a escala real es posible”, afirma. “La energía que se va a generar no se va a verter en la red eléctrica. Simplemente se quiere probar que se puede, probar materiales, sistemas y técnicas diferentes… Y si esto funciona, el siguiente paso es ya generar electricidad, y el siguiente, comercializarla”.

El problema de las energías renovables actuales, explica, es que no tienen la capacidad suficiente para producir toda la energía que se necesita. “Pero la fusión sí podría producir a esa escala”.

Consejos ¿Y qué recomendaciones le daría a los jóvenes que hoy sueñan con participar en proyectos como este? “Antes que todo, que intenten estudiar lo que les gusta, pues van a pasar el resto de la vida dedicados a eso. No es fácil, pero al menos, intentarlo. Y luego, ponerse siempre unas metas altas, mas exigentes que las normales, para, entonces, superarlas”.

“Mi sensación desde que estoy aquí, y ya no solo como almeriense, sino como española, es que nos pensamos que somos mas malos de lo que en realidad somos. Aquí y te das cuenta que los españoles estamos entre los mejores. En formas de trabajar, de construir edificios principales del proyecto, y de fabricar componentes claves”.