Lo decía el presidente del fútbol almeriense, Martín Doblado, como profesor de táctica en el Colegio Andaluz de entrenadores: “Todo se entrena en fútbol, hasta la confianza y la ilusión de los profesionales”. Matizando que: “Los futbolistas tienen que creer en su entrenador”.
Si Fran Fernández ha leído la opinión de Martín sobre los males del Almería lo tiene fácil para rectificar y ordenar un Almería con tantos conceptos como pocas realidades.
El entrenador interino del Almería lo primero y más importante que debe de hacer el imponer un PATRÓN DE JUEGO para que jugando Pepito o Juanito todos sepan lo que tienen que hacer.
El Almería de Ramis ha carecido de los mecanismos mínimos exigidos para un equipo profesional y se empeñó en vendernos la posesión del balón que es la nueva mentira del fútbol. Dependía de las individualidades.
Cuando tienes el balón eres ofensivo y si no lo tienes todos a defender. Está en los libros. Otro de los males del Almería de Ramis ha sido tardar cien años en llegar al área rival: colocando al contrario.
Han pasado 14 jornadas y otras tantas alineaciones para terminar diciendo a los cuatro vientos que este Almería: no juega a nada.
Fran tiene que armar un bloque. Repasar los conceptos. Indicarles el camino. Orientarlos. Dirigirlos. Motivarlos. Exigirle. Enseñarlos. Que crean en lo que hacen.
Todos los días se aprende algo y el mensaje que nos dejó el Almería de Ramis era claro: no había patrón.
Todos los partidos jugaba una selección: nunca un equipo y dependía de la inspiración de Pozo.
Menos posesión y más orden táctico. Menos pasesito de mentira y más llegar en tres pases y acabar jugada. Menos recular hacia tu portero y paso al frente para defender.
Más sistema y menos nombres en la alineación.
Fran Fernández sabe como le gusta el fútbol a Martín Doblado y acertará.
Patrón de juego.
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