Nosotras, las Sinsombrero

El pasado martes se proyectó en el Museo de Almería el documental `Las Sinsombrero`. Resarcimiento de nuestra intelectualidad femenina de parte de la cineasta T&agra

Las Sinsombrero,  en una imagen del Facebook de este proyecto transmedia.
Las Sinsombrero, en una imagen del Facebook de este proyecto transmedia.
Mar de los Ríos
23:16 • 15 dic. 2017

Quiénes son. Fueron mujeres que desarrollan su actividad intelectual en el primer tercio de siglo XX, con aportaciones valiosísimas y ninguneadas por la historia de nuestro país. Los primeros en contribuir a su olvido fueron los que formaron la Generación del 27. Tampoco aparecen en los manuales de Arte. Siendo ecuánimes, comentan los expertos y expertas entrevistados, muchas están muy por encima de los varones triunfadores. Un dolor a añadir: también fueron sus parejas y/o amigos. El caso es que ellas constituyen la Generación de Oro de las mujeres de España. Son las primeras que dejan de ser las deseadas para desear. Pero lo que ansían es la libertad.




El origen. Todo el mundo llevaba sombrero, era algo así como un pronóstico de diferencia social. A Dalí, Lorca, Margarita Manso y yo (Maruja Mallo) se nos ocurrió quitárnoslo, y al atravesar la Puerta del Sol nos apedrearon y nos insultaron, como si hubiésemos hecho un descubrimiento como Galileo o Copérnico. 




El educador imprescindible. El hilo conductor del documental está sabiamente escogido. Un profesor habla a su clase adolescente: La materia de hoy será examinable. La historia de los libros es la seleccionada por un autor. Yo he elaborado la Teoría de los libros ciegos. En Literatura estudiamos desde la Edad Media hasta nuestros días. Es todo ese tiempo vemos a 200 autores y cuatro autoras. Pero la Historia necesita contarse entera.




Al final de la década de los veinte del pasado siglo surge una generación excepcional de jóvenes que cambiarán el rumbo de este país para siempre. Lorca, Dalí, Buñuel, Cernuda, Neruda, Alberti, Aleixandre… Tan conocidos sus miembros masculinos como olvidadas sus integrantes femeninas. Ellas constituyen un grupo cuya obra es necesaria para entender un país que nunca las reivindicó: Las Sinsombrero.




Concha Méndez (1898-1986). Las niñas no son nada. Fue la frase lapidaria que marcó su infancia. Concha fue una joven que, desoyendo a la estupidez, se va sola a Buenos Aires y allí le publican su primer libro de poemas, con unos dibujos preciosos hechos por Norah Borges, la hermana del dios argentino. Ella tiene el valor de poner en práctica las ansias de libertad de muchas mujeres: Vivir, vivir, a pesar de todo. 




Margarita Gil Roësste (1908-1932). Una niña genio. Escultora de granito, material dificilísimo. Con doce años ilustra el cuento de su hermana, donde denota todo un mundo interior increíble. Su obra causa furor. Pero virilizaron su talento, incluido el propio Juan Ramón Jiménez, del que ella se enamorará perdidamente. Quedan solo diecisiete de sus esculturas. Su último día de vida, destruye la mayoría y su propia existencia. Ay, imaginar, siempre imaginar, yo no sé si en ese momento sabré también imaginar o me moriré de pena.




Josefina de la Torre (1907-2002). Es la que se quedó, no se exilió y el olvido fue su peaje. Fue también muy difícil quedarse. Icono de la primera mitad del siglo XX. Actriz, adopta el personaje de Marlene Dietrich, a quien doblaba a la castellano. También fue una excelente escritora (Poemas de la isla).




Maruja Mallo (1902-1995). El mundo madrileño de los años 20 era pueblerino y efervescente al mismo tiempo. Todo eso queda impreso en sus cuadros. Pintores y poetas eran muy amigos. El movimiento, el color, del estilo de Maruja fue lo que gustó tanto a los Futuristas: La verbena es uno de sus cuadros más importantes, muestra de esta euforia. No tiene nada que envidiara Frida Khalo o Georgia O’Keeffe. 


Ernestina de Champourcín (1905-1999). Todo el mundo opina que era muy buena componiendo poemas modernos sobre jazz, el baile o la velocidad. Se desvincula mucho de la línea lacrimógena, incluso en el exilio. 


Rosa Chacel (1989-1994). Puerta sagrada, mujer deslumbrante. Teresa es su gran novela enmarcada en la España de los 30, sobre el papel transformador de la mujer.


María Zambrano (1904-1991). Ella y Rosa Chacel, siendo unas pipiolas, seguían a Ortega y Gasset en sus clases. Ambas estaban preparadas para constituir la nómina del 27 de manera brillante. No fue así. Su inmediatez de escritura la acerca a todo lector desde el poeta al filósofo. María en la única laureada en los 80 a la vuelta de su exilio. (Premio Príncipe de Asturias 1981 y primer Premio Cervantes femenino 1988).


María Teresa León (1903-1988). Contribuye a formar la Alianza Antifascista de Intelectuales. Recorre medio mundo para que triunfe este movimiento, llegando a entrevistarse con Stalin en plena Guerra Civil, para convencerlo de que viniera al Madrid sitiado. Comprometer la cultura con la causa de la libertad era su sello. La personalidad literaria de Mª Teresa, queda reflejada en sus novelas tales como: Memorias de la melancolía, La Historia tiene la palabra o Juego limpio.  


Y las mujeres de los 80, desde el mundo universitario fundamentalmente, se interesan por saber qué había antes de Franco. Ello nos permite reconciliarnos con la Historia de nuestro país, pero sin trascendencia social hasta ahora. Y siendo todas tan longevas, Las Sinsombrero, no deja de chocar que no tuviesen la relevancia merecida mientras fueron ancianas sabias de las que beber.


Llega el final. El profesor recoge el examen de los tres chicos de la clase. ¿Falta alguien? dice caminando entre los pupitres. Las chicas sonríen tímidamente y unas pocas musitan: nosotras. Y ¿quiénes sois vosotras? Ellas no contestan pero siguen sonriendo. Así se construye la Historia.



Temas relacionados

para ti

en destaque