La Desbandá en Almería: El ultimo capítulo de la masacre del 37

Los investigadores Eusebio Rodríguez y Juan Francisco Colomina cuentan en un libro qué fue de los refugiados de la carretera de Málaga

Los autores en el Archivo Militar, de donde han extraído el 90 por ciento de la documentación.
Los autores en el Archivo Militar, de donde han extraído el 90 por ciento de la documentación.
Marta Rodríguez
13:23 • 16 ene. 2018

En el cementerio de Adra ya no cabían los cuerpos. Los ancianos, mujeres y niños que apenas acababan de sobrevivir a la carretera de la muerte no estaban a salvo en realidad. En la primera población a su llegada a Almería les aguardaba un nuevo bombardeo de la aviación alemana. El reguero de víctimas iniciado en Málaga siguió creciendo. Y se hizo necesario abrir zanjas para dar sepultura a los cadáveres.




81 años después de la masacre de la carretera Málaga-Almería -la llamada Desbandá, ocurrida en febrero de 1937, en plena Guerra Civil-, todavía existe confusión acerca del número de víctimas y de desplazados que ocasionó. En lo que no hay confusión es en el flagrante hecho de que se desconoce el paradero de esos restos, si se los tragó la tierra o el mar. Sobre los que pudieron levantarse y continuar lo que pensaban que era su camino a la libertad acaba de escribirse un nuevo capítulo. El correspondiente a su paso por una tierra que estuvo a la altura de las circunstancias.




‘La Desbandá de Málaga en la provincia de Almería’ es el título del libro de Círculo Rojo, con fotografías inéditas, con el que los investigadores Eusebio Rodríguez y Juan Francisco Colomina cuentan qué fue de aquellos refugiados que duplicaron los 50.000 habitantes de la capital y causaron un problema humanitario real en una sociedad que “no tenía el soporte” para mantenerlos, pero que lo intentó. 




Según Eusebio Rodríguez, hay un documento en el que el capitán de la Guardia de Asalto que controlaba la salida de Málaga calcula que huyeron unas 300.000 personas. “Es la cifra tope, hasta ahora se barajaban muchos menos. De hecho, en uno de los diarios de la época, un periodista holandés cuantifica en 125.000 los que llegan a Almería, pero es que en el camino muchos son masacrados”, apunta.




“En la contienda, como luego en la Segunda Guerra Mundial, la población civil es objetivo militar: ahí está Guernika o el Bombardeo de Almería de mayo del 37”, valora Colomina. Y Rodríguez añade: “Sabían que eran inferiores en número, de modo que querían que el terror fuese su aliado. Otro objetivo era cargar a la República de tanta gente que alimentarla fuera un problema”.




El libro de registro de refugiados del Ayuntamiento refleja cómo, al llegar a la ciudad, los malagueños se cobijaron en la misma Alcazaba, las cuevas de La Chanca y de las Palomas, las canteras califales, la calle Regocijos, la Rambla, El Zapillo, hostales y hoteles que algunos podían pagarse, portales  y los Refugios que estaban en construcción.




“Si miramos la investigación seria, desde que llegan aquí y hasta que se van, hay tres muertos y alguna apropiación de alimentos. ¿Ocuparon casas deshabitadas? Claro, de gente que había huido. Pero la convivencia fue muy buena, no hubo casos de enfrentamientos; Almería se volcó con los refugiados”, explica Eusebio Rodríguez. 




Conforme la capital se fue saturando, empezaron a mandarse vehículos cargados de desplazados a los municipios de Almería. Después a Murcia, Alicante, Valencia, Castellón y Barcelona y, cuando la guerra apretó, a Francia. Y ahí entra en juego una de las grandes aportaciones del libro: “En las bases de datos del exilio, hay 8.000 refugiados malagueños que, en muchos casos, salieron en la Desbandá”.


Tal y como sostiene Juan Francisco Colomina, los mismos ancianos, mujeres y niños que llegaron a Almería cargados de miseria continuaron hasta salir al exilio por Francia. “Hay una señora que cruza los Pirineos con 82 años, familias que se separan en Málaga sin saber si sus padres, maridos e hijos están en una cuneta o en un campo de trabajo y que, en el mejor de los casos, no se reúnen hasta el año 40 en el país vecino gracias a Cruz Roja”, indica.


“Esta historia se había contado hasta su llegada a la provincia y Almería merecía tener su historia de la Desbandá”, concluye Eusebio Rodríguez. Una historia que cobra ahora forma de libro y que empezará a desvelarse mañana jueves 18 de enero, a las 19 horas, en Picasso Reyes Católicos, en un debate junto al catedrático de Historia Contemporánea Fernando Martínez.



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