Choque de argumentos en el traslado del Pingurucho

El arquitecto del monolito negó la posibilidad de que pueda ser trasladado sin que sufra daños por su propia estructura

Mesa de debate en el Colegio de Arquitectos
Mesa de debate en el Colegio de Arquitectos
Lola González
23:19 • 19 feb. 2018

¿Trasladamos el Monumento a Los Coloraos o lo dejamos en la Plaza Vieja? Bajo esta pregunta se realizaba en la tarde de ayer en el seno del Colegio de Arquitectos una mesa redonda con voces autorizadas en la materia para acabar sin respuesta, per0 sí con los argumentos que ambas partes sostienen y con una conclusión, ocurra lo que ocurra con él, este monumento no ha tenido suerte a lo largo de su historia de traslados.




En la mesa el historiador y ex concejal de Cultura que encargó el monumento, Fernando Martínez; el arquitecto a quien se le encargó el proyecto, Eduardo Blanes; el arquitecto Antonio Góngora y la concejal de Fomento, Ana Martínez Labella, todo moderado por el decano de los arquitectos, José Díaz.




Tras una introducción histórica a cargo de Fernando Martínez, pronto llegaron los argumentos contrarios al traslado. El primero lo daba el propio ex concejal y era el mismo motivo por el que en su día se decidió levantarlo allí, “se trata de un espacio simbólico, porque de ahí había sido erradicado por aquellos que no lo querían”. Sin duda ese valor sentimental es uno de los que más enarbolan los defensores de su mantenimiento en la Plaza Vieja y es que creen, como dijo Martínez, que “llevarlo a otro sitio puede ser llevarlo al olvido”.




Técnica 
Pero quizá los argumentos más de peso en ese lado del discurso los dio el arquitecto encargado del proyecto del Pingurucho. Ante aquellos que consideran que un elemento de esa altura debe estar situado en una gran avenida para verlo en toda su dimensión defendió que “la percepción de un monumento no es solamente en la larga distancia”. Ponía ejemplos de plazas con elementos centrales como éste en París, Londres, o las que albergan los monumentos a Mariana Pineda o al general Torrijos.




Además, considera que es fundamental para entender el Pingurucho el diálogo que establece “el ser una iniciativa civil y estar ubicado frente al principal elemento civil de la ciudad, su Ayuntamiento” por lo que “queda totalmente contextualizado”. Teniendo siempre en cuenta además que “sacarlo del Casco Histórico, de la ciudad que existía” sería casi una incoherencia.




Más allá de la mera interpretación arquitectónica, llamó la atención la parte técnica que ponía sobre la mesa Blanes Arrufet. Y es que el monumento fue construido “con grandes piezas de mármol” y para unirlas ante su gran complejidad “se utilizó acero inoxidable y adhesivo de altas prestaciones” para que “no lo moviera ni una bomba atómica”, decía Fernando Martínez.




Rotura
Esto supone que se haya convertido en “un pieza unitaria monolítica” que “es imposible despedazarlo sin dañarlo” y que sea más fácil “cortar por donde no hay juntas” es decir, el mármol puro. Invitó al Ayuntamiento a reconsiderar su opción de traslado y les dejó una frase para pensar “no querrán quedar como la Corporación que lo quitó”.




Antonio Góngora hacía en su alocución más una reflexión arquitectónica. En ella invitaba a analizar conjuntamente las razones arquitectónicas e históricas de su ubicación e instaba a buscar un consenso para “elegir una ubicación que todos entiendan como una mejora”.


Se negó en rotundo a que el monumento saliera del Casco Histórico y exponía claramente que “si hay dudas de que puede haber una ubicación mejor, dejémoslo donde está. Es un hecho positivo pensar, repensar y volver a pensar antes de trasladar”.Con estos mimbres construyeron así su discurso los que no quieren moverlo.


Labella defiende el uso cultural de la Plaza Vieja


Muy sola se quedó en la defensa del traslado del Monumento a los Mártires de la Libertad la concejal de Fomento, Ana Martínez Labella, en la mesa de debate organizada por los arquitectos.


Defendió que se trata de un debate que llega desde hace años y que se mantiene porque llevan 14 años las obras de rehabilitación de la Casa Consistorial y su plaza. De hecho recordó la edil la consulta popular realizada en 2004 por la entonces concejal de Participación Ciudadana, Trinidad Moreno (Gial). 


Inició su argumentación apoyándose en aquellos ciudadanos que defienden que “el Pingurucho se encuentra encajonado entre los laterales de la Plaza Vieja” y recordó que ya el proyecto “encargado por la Junta de Andalucía en 2011 contemplaba una plaza diáfana”, un proyecto que pasó por la Comisión de Patrimonio de la Junta de Andalucía y ponía cifras a lo que podría costar desmontarlo, según ese proyecto, 62.968 euros.


Según la visión municipal, el principal motivo por el que aposta por realizar una plaza diáfana es el rendimiento que de ella se puede sacar. Así exponía la existencia de un informe socio-económico que recoge que con un uso cultural en el que casi se puede duplicar la capacidad de la Plaza Vieja dejaría unos “641.000 euros al año” en el entorno.


Ubicación
Quiso dejar claro Martínez Labella que desde el equipo de Gobierno están “abiertos a escuchar propuestas” sobre la futura ubicación. Aseguró que “no tiene por qué llevarse a una avenida ni sacarse del Casco Histórico” convencida además de que “el traslado a otro punto puede realzar más el Monumento a Los Coloraos y la Plaza Vieja recuperaría su trazado original” antes de su primer traslado hasta la misma.


 



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