Adiós, Maestro

Miguel Arranz, humorista gráfico de LA VOZ, despide a Forges

Viñeta de Miguel Arranz dedicada al desaparecido Forges.
Viñeta de Miguel Arranz dedicada al desaparecido Forges.
Miguel Arranz
10:44 • 23 feb. 2018

Uno va conociendo en esta vida muchos tipos de personas pero hay algunas que irradian por sí solas una atracción especial que les hace ser únicas y que, si uno tiene la dicha de tropezar con ellas, se siente afortunado. Hace casi veinte años, en una Muestra Internacional de Humor Gráfico en Madrid, tuve la ocasión de conocer a uno de los mitos del humor gráfico nacional, Antonio Fraguas, el Forges. Un dibujante con un don especial: el de crear un universo propio capaz de inventar personajes y palabras que son ya parte del acervo popular. Un dibujante que, sin ser técnicamente un virtuoso, tenía la rara habilidad de 'forgesizar', como el decía, cualquier personaje o situación a base de ponerlos de perfil con su sello característico de narices prominentes y pies enormes y de escribir frases lapidarias. Casi nadie sabe que palabras tan populares como bocata son de su invención y demostraba un conocimiento del lenguaje magnífico que sabía sintetizar en una frase y junto a un aparentemente sencillo trazo, todo un mundo de emociones. Forges nos enseñó allí que debíamos luchar por nuestra profesión, a caballo del periodismo y del dibujo; que no debíamos sentirnos víctimas ni atemorizarnos por las presiones que sufriéramos de directivos o políticos, pues el dibujante es vital para cualquier periódico decente pues muchas veces seríamos los únicos que podríamos expresar algo que los redactores no podían o no debían




Desde entonces, a Forges le recordaba siempre con su sonrisa, con su afabilidad, con su memoria de elefante que sabía dónde y cuándo te había conocido y que conformaba una personalidad extrovertida, que destacaba en esta profesión donde casi todos pecamos de tímidos pero que nos hace ser buenos observadores por ello. 




Posteriormente, tuve la ocasión de entrevistarle para Localia TV con motivo de una conferencia que vino a dar a Almería hace nueve años y donde, a parte de intercambiarnos caricaturas, tuvimos tiempo de hablar y hablar sobre todo tipo de temas, incluido su disco homenaje que hicieron cantautores como Aute o Rosa León sobre su elenco de personajes en los años setenta, y que conservaba yo como una joya desde mi infancia. Forges llevaba una barba que, según me confesaba, los auténticos aficionados del Athletic de Bilbao habían prometido dejarse hasta que ganara una Liga y, mientras me firmaba cada viñeta del disco, demostraba una cultura vastísima con la que sabía sacar un titular de cada frase que decía y confirmaba esa sospecha que tengo de que la gente cuanto más sabia más humilde y cercana es




La última vez que le vi fue hace dos años cuando presenté mi libro de viñetas en Madrid, en el Museo ABC del Dibujo y la Ilustración, donde me preguntaba por esta nuestra Almería y me felicitaba por hablar sobre ese tema tan espinoso como es el de los límites del humor, en un magnífico debate con dibujantes de la talla de la colombiana Adriana Mosquera y del tarraconense Miguel Villalba, El Chico Triste. Forges, que seguía con su barba, seguía también transmitiendo ese cariño que le hacía ser adorado por todos aquellos que amamos el dibujo y el periodismo. Forges, maestro, amigo, buena gente, descansa en paz en ese tu universo tan especial.








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