José Luis Aguilar Gallart: "Si yo monto Ciudadanos ni Luis habría sido alcalde ni Amat presidente"

Este profesor de Secundaria, ha sido durante años uno de los factotum del PP. Cristiano ejerciente, orienta ahora, alejado de la arena política, su vocación de servicio desde

José Luis Aguilar vive retirado de la política y enfoca su vocación de servicio público en Cáritas.
José Luis Aguilar vive retirado de la política y enfoca su vocación de servicio público en Cáritas.
Antonia Sánchez Villanueva
23:15 • 10 mar. 2018

Después de haberlo sido todo, el hombre que manejó durante años el engranaje del PP en Almería salió del partido en silencio. No guarda rencor, sí información. Tanta, que está escribiendo sus vivencias para que queden.




¿Echa de menos la política?
Sí. Pero la que yo he llevado, la que yo he vivido.




¿Se parece en algo a la actual?
Hombre, no quiero personalizar. Yo veo la política como servicio y atención a los ciudadanos, y he vivido para eso siempre. Yo entré después de formarme, aprobar unas oposiciones, trabajando como un negro en el bar de mi familia, yo entendía la política como servicio, jamás pensé que podía ser político. 




¿Cómo llegó a ella?
A mí me lo propone Andrés García Lorca, cuando fue candidato a alcalde, y me mete en esta historia, sacamos ocho concejales. La primera vez que entré al Ayuntamiento fue a presentar mi acta de concejal, no había entrado nunca en el Ayuntamiento de Almería, estaba muy lejos de todo esto, y desde luego no era militante de Alianza Popular entonces.




¿No fue un producto de partido?
No, no, no, en absoluto, yo coincidí con Andrés García Lorca en una reunión de trabajo en mi despacho profesional de entonces y me planteó que fuera con él en las listas al Ayuntamiento. La única experiencia previa que había tenido fue que el alcalde Rafael Monterreal, a través de un amigo, me pidió que fuera alcalde de barrio y yo no se lo podía negar. Dí el servicio en El Zapillo. Lo hice con mucho cariño. 




Luego desarrolló una trayectoria muy intensa, ha habido un tiempo en que ha sido el factótum del PP. 
Pero nunca he sido número uno de nada porque yo quería estar en donde pudiera ayudar más, nunca peleé por puestos. Como no tenía ambiciones, me han sucedido muchísimas cosas que no te explicas. Por ejemplo, hacia 1994 Pimentel y Arenas querían que continuara en el Parlamento Andaluz,  pero desde Almería comprometieron el puesto para un candidato de El Ejido, y finalmente Arenas me dice que voy a ser candidato a la presidencia de Diputación. Cuando se acerca el momento, un día me llama Arenas, me cita para desayunar en Los Barrios, Cádiz, para comunicarme que había tenido un compromiso para que el candidato a presidente de la Diputación fuera otra persona, no me dijo ni el nombre, pero yo sabía… era entonces Megino candidato a la alcaldía…




Esa otra persona era Luis Rogelio Rodríguez-Comendador. 
Sí, Luis Rogelio le pidió a Megino que él achuchara en esto. Yo le dije que no tenía ningún problema, que para eso no me tenía que llamar e ir hasta Los Barrios.   Entonces paso  ocho años como vicepresidente de la Diputación, y después otros seis como teniente de alcalde en el Ayuntamiento, en la que considero la etapa más feliz de mi vida política, donde disfruté de la colaboración y lealtad de todos los funcionarios. 




¿Cuándo no fue feliz?
Simultáneamente, empecé a resultar incómodo para la cúpula y los notables del partido, lo que me trajo bastantes problemas. Ya en mi última etapa, un día, durante la toma de posesión de Andrés García Lorca como subdelegado del Gobierno, estuve junto al presidente provincial, Gabriel Amat, y le dije, “presidente, por mí ni te preocupes”, yo conocía ya todas las movidas y presiones que estaban teniendo lugar para ver cómo me podían mandar a casa. Y decidí no pelear, aunque argumentos para salir airoso de esa pelea los tuviera de sobra. 


¿Le hicieron la cama?
No, no me hicieron la cama, me la hice yo, porque yo tenía suficiente información para no irme nunca, a mí no me podía echar nadie.


¿Información comprometida?
Digamos que información... Yo ya estaba cansado de todo eso y estaba cansado de que cuando el partido tenía crisis, recurrían a mí. Fui tres veces secretario general.


El cargo que mejor conoce la interioridad del partido. 
Es el cargo que hace la política en la provincia, me quitaban, y cada vez tenían que llamarme. 


¿Por qué le querían quitar?
Eso pasó desde el minuto tres o cuatro, yo he planteado muchas cosas… he sido incómodo, sí.


¿Por qué ha sido incómodo?
(Risas) Permíteme... Tienes la obligación de preguntarme y yo de no contestar... Quiero ser muy fiel a todo el mundo. Lo que quiero decir es que cuando soy secretario siempre ha sido detrás de una crisis. La última cuando era presidente Luis Rogelio y entra Gabriel de presidente y de secretario Eugenio Gonzálvez, pero surgen problemas…
Habla de la crisis provocada por El Ejido con Juan Enciso, Añez....  Explicar todo esto es muy complicado, porque, además, cuando surge la crisis en la Diputación, mucho antes yo me había comprometido con echarle una mano al grupo de la Diputación, y fui asesor, sin sueldo. Yo era concejal entonces. Me nombran secretario general por tercera vez, y eso me crea muchos problemas,  fundamentalmente con un indeseable, que era Pepe Añez, porque yo creo que Juan Enciso es buena persona, el otro es muy mala persona. Me persiguieron por todos lados, me injuriaron, si hubieran tenido algo por donde cogerme, me hubieran metido en la cárcel, pero no había dónde coger, por mucho que buscaran. Me ha costado mucho dinero y energías defenderme, porque no te creas que el partido lo ha hecho, pero me ha valido la pena.


¿Todo eso salió de su propio partido?
Bueno, no, del partido no, todo esto sale de Añez, él ya no estaba en el partido, ellos se montaron su historia [el PAL] ... Por cierto, que para que le conocieran yo le organicé unos viajes a la provincia, y él luego invitaba a tomar una copa. De la última que estuve con él, en Tahal, me debe 400 euros. Es una anécdota tonta... (Risas)


¿Guarda rencor?
No, yo soy cristiano.


¿Y si hubiera tenido capacidad de rencor, habría habido motivos para sentirlo?
Hombre, para crear una crisis grande sí. No motivos, conocimientos. Pero no, no me lo hubiera perdonado jamás. 


Tras su marcha, ¿le han llamado en algún momento para algo, aunque sea para preguntarle cómo está?
Para nada...  Bueno, alguna vez me han mandado algún amigo cuando interpretaron que yo estaba en contacto con Ciudadanos.


¿Le ha tentado Ciudadanos?
Ni me ha tentado ni me ha dejado de tentar. Coincidí una vez con Albert Rivera y Miguel Cazorla en Granada. Yo hubiese ayudado a Miguel Cazorla pero después tuve mis dudas.  De todos modos, Luis Rogelio fue alcalde en esa ocasión y Gabriel Amat presidente de Diputación porque yo fui comedido, porque mi compromiso personal con el partido me lo impedía. 


¿Qué le impedía?
Yo podía haber montado a Ciudadanos 80 juntas locales en la provincia, y con eso ni uno habría sido presidente de Diputación, ni otro alcalde. 


¿Desde el PP le pidieron que no se moviera para ayudar a Ciudadanos? 
No, hombre, no, yo tomé un café con un amigo, que es Paco Amizián, me preguntó, oye qué pasa con esto, y le dije, tranquilo, que no voy a hacer nada en absoluto. En principio podía haber resultado una victoria, pero luego para mí hubiese sido el mayor de los suplicios porque no tiene ningún sentido guardar rencor. 


¿Cuál ha sido su mayor decepción?
 La gran decepción de mi vida ha sido Gabriel Amat. 


¿Por qué le ha decepcionado?
Yo lo sigo queriendo porque conocí al Gabriel Amat serio, bueno, sencillo, cercano, cariñoso, dispuesto a ayudar incluso a sus propios adversarios, que pisaba el suelo y era otra clase de persona. Yo, como confiaba plenamente en él, cuando cumplo 60 años me prejubilé de la enseñanza para quedar a disposición total del presidente provincial. Ese año empiezo a ver la movida de los llamados niños que son los que van mandando, junto con algún madrileño no tan niño. Un día recibo una llamada para llevarme al Ayuntamiento. El follón se forma por eso, si me hubieran dejado en la Diputación no hubiese pasado nada. 


¿Cómo fue su salida?
Cuando conocí de todas las intrigas palaciegas, liberé al presidente de la presión sabiendo que iba a aprovechar la oportunidad porque era un marrón que tenía encima y del que tenía que deshacerse. Cuando me llama, no tuvo la deferencia que esperaba de él, que le habría agradecido muchísimo porque yo fui su secretario general. Me citó una tarde con todos y a unos les dijo que repetían, a otros que no, y a mí no me dijo nada, lo vi titubeando, miré el reloj y le dije, ¿está decidido presidente? Sí. Pues muchas gracias, adiós.Le di la mano, dos besos a Rosario Soto y me fui. Fueron 18 segundos. No le di oportunidad, ni siquiera le dije que me había prejubilado por ayudarle,  pero sin ningún problema. 


¿Quiénes son los niños?
Bien, todo el mundo sabe. Los niños es un decir. Grupos de personas que unos tienen mucha valía, otros menos, como todos los grupos. 


¿Hicieron daño al partido?
No, ellos no han hecho ningún daño, han intentado situarse, como es normal, y a mí me parece lo más legítimo, han hecho  daño otras personas… 


Con nombres y apellidos...
Sí, y que siguen haciendo daño. El problema es que estés veintitantos o treinta años en las listas electorales y en la provincia no te conozcan, y que vayas a la provincia solo cuando acompañas a Javier Arenas, y ahora a Juanma Moreno. Cuando estás en la Diputación o el Ayuntamiento, recibes a gente hasta las cuatro de la tarde, vuelves a las cinco, y te vas a la provincia y vuelves a las dos de la madrugada, para dejarle preparado al presidente lo del día  siguiente, y te fumas una pipa con el conserje de noche. Ese era el trabajo mío, estar con la gente, saber cuándo una familia sufre, cuándo hay una persona enferma, si hay que echarle una mano.... Estas cosas han sido mi vida. Yo idealicé la figura de lo que tiene que ser un político.


¿El gran problema de los partidos ha sido la gente que se ha acercado por interés?
Bueno, no quiero entrar en las cuestiones de las personas, las organizaciones no están bien ponderadas. Si los secretarios generales hubiesen tenido grupos de trabajo en las provincias no habría pasado lo que está pasando, no estaría la corrupción como está.


¿La corrupción es tan grave como parece?
Pues eso dicen los jueces.


¿Es fácil que se dé la corrupción?
La corrupción siempre se da cuando la relación político-empresario excede de la línea de normalidad. Y mientras el empresario vaya bien, todo va bien, pero cuando el empresario cae en declive, entonces es el arrepentido. Pero esto es el ABC. 


¿Usted ha visto esas tentaciones a su alrededor?
Yo no he visto nada, no veo nada más que lo bueno de este mundo, y me da pena de las cosas malas. 


¿Y qué siente con que ahora el que ha sido su partido viva casos como Gürtel?
Mucha pena, mucha pena, no me ha compensado en absoluto haber entrado en política, ni a mi ni a tanta gente buena y valiente que, a lo largo de toda la geografía provincial, han trabajado y gastado su tiempo y dinero de forma desinteresada. 


¿Habría echado marcha atrás?
Me habría ido antes, seguramente. 


¿En qué se está equivocando el PP?
Vivimos una situación muy complicada, el Gobierno no puede hacer malabarismos pero los pensionistas tienen toda la razón, no se puede hacer lo que se está haciendo. 


Cargos públicos del PP rebaten los argumentos de los pensionistas diciendo que han sido los que mejor han soportado la crisis.
Bueno, es verdad que el Gobierno ha hecho esfuerzos en los años anteriores, pero los abuelos han sido los que han mantenido a las familias de la crisis y los pensionistas han apoyado siempre al PP, luego no me gusta que esto se digo así con frivolidad, cuando la gente sufre hay que tener mucho cuidado.


¿Ha sido imprudente y algo soberbio el PP en esto?
Yo no quiero calificar la situación. Yo creo que cuando un Gobierno no hace una cosa es porque no puede hacerla, pero hay formas de transmitirlas, y no está mal revisar algunas cosas: los sueldos de las empresas públicas, los gastos de los parlamentos… Para haber mantenido el poder adquisitivo de los pensionistas yo habría ideado cualquier solución y pedido a los que viven de la cosa pública silencio, sobre todo a los que viven demasiado bien, a cargo del esfuerzo de los demás. Estoy a favor de protestar y estoy a favor de que los pensionistas le den una oportunidad a este Gobierno también, yo estoy convencido de que va a reaccionar el Gobierno y que se puede resolver. 


¿Va por buen camino este Gobierno o Ciudadanos le va a comer el terreno?
Yo creo que Ciudadanos crecerá, pero no tienen implantación política en España, y dado el camino que llevan no la va a tener tampoco. Ahora se dice que va a haber un trasvase de personas del PP a Ciudadanos, creo que eso tampoco es bueno. Hay que creer en los partidos, lo que en los partidos hay que hacer es hacer las cosas bien, humanizar el trato y saber que es tan importante el presidente del partido como el votante de Laroya, Somontín o cualquier municipio. 


¿Los partidos no han cuidado a su base? 
No han cuidado ni a sus bases ni a sus alturas. Cuando en un partido hay castas, mal negocio. 


¿El PP las tiene?
Todos los partidos, los grandes y ya también los emergentes. Los  nuevos, ¿de dónde se han nutrido? Pues de personas de otros partidos, y de algunos que ideológicamente no estaban en ningún sitio, es difícil implantar un partido. Yo creo que Ciudadanos la implantación en España no la está haciendo adecuadamente. Si no hubieran existido ONG como Cáritas, ¿qué habría pasado en la crisis? Los grandes aliados en mi opinión de los gobiernos de la crisis ha sido la iglesia católica y los cristianos en general porque si la iglesia no hubiese tenido los colegios, los comedores, los centros de la tercera edad, los hospitales, Cáritas, Manos Unidas, esto no hay Gobierno que lo soporte. Y no entiendes cómo algunos de los que más se han beneficiado quieren cerrar iglesias,  acabar con los cristianos. Lo más importante es que nosotros estamos al lado de los invisibles. Y los invisibles son esos que han salido de sus pueblos y están como refugiados donde la mayoría de los políticos no llegan, que vienen en las pateras y que están escondidos y poco a poco van entrando, legalizándose, a través de Cáritas y otras ONG.


¿Esta sociedad no quiere ver a esos invisibles?
Claro, es una sociedad en crisis, y muchas veces creemos que vienen a quitarnos cosas, pero yo a todo el que me habla de las pateras, le invito a que lea un librito muy pequeño, “En ruta hacia una nueva esclavitud”, y que está contado en primera persona de uno que hace el recorrido desde Nigeria hasta Europa, y que vea cómo hacen el recorrido estas personas que quieren mejorar su vida, y la de sus familias, y que esas familias saben cuándo salieron de sus casas, pero no saben si han llegado... y que no hay unos gobiernos que sean capaces de gestionar el apoyo a estas personas. 


Cuando se produce un escándalo como el de Oxfam, ¿cuánto daño hace a la causa humanitaria?
Si vamos al hecho en concreto, repele, pero si analizamos qué significa eso en el contexto de la obra es a lo mejor un 0,1%. Yo creo que retirarse no es normal y no se debe. La información hay que darla, sobre todo para limpiar, pero el resto de la organización están haciéndolo bien, y eso nos pasa en todos los ámbitos de la vida. 


¿Siempre hay una manzana podrida en el cesto?
Claro, cómo no va a haber si somos personas humanas y tocadas por el pecado y por el jodío demonio este que no nos deja vivir (risas). Pues, claro... 



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