Protección y prevención de suicidios para Ana Quezada

Ana Julia Quezada de 43 años de edad pasa sus primeras horas en el centro penitenciario de El Acebuche. La autora confesa del crimen de Gabriel Cruz permanece en una celda del módulo uno de la prisión de Almería en un régimen especial de seguridad.

Quezada mostró durante los cuatro días de custodia en los calabozos de la Comandancia de Almería su preocupación por el ‘recibimiento’ de las internas de la cárcel. De hecho, durante gran parte de este periodo se mostró notablemente afectada, como adelantó LA  VOZ DE ALMERÍA y confirmaron sus letrados el jueves a la salida de la Ciudad de la Justicia.

En este contexto, ante la posibilidad de represalias, Instituciones Penitenciarias aplica las garantías contempladas en su normativa, muy flexible para adaptarse a las circunstancias concretas de cada situación.

Ana Julia Quezada se encuentran incluida dentro del régimen de protección de internos descrito en el artículo 75 del Reglamento Penitenciario. “Los detenidos, presos y penados no tendrán otras limitaciones regimentales que las exigidas por el aseguramiento de su persona y por la seguridad”, señala el apartado primero.

“El Director podrá acordar mediante resolución motivada, cuando fuere preciso para salvaguardar la vida o integridad física del recluso, la adopción de medidas que impliquen limitaciones regimentales, dando cuenta al Juez de Vigilancia”, añade el segundo párrafo.

El módulo de mujeres de El Acebuche cuenta actualmente con unas cuarenta internas, la mayoría encarceladas por delitos contra la salud pública. Es el único espacio especializado dentro de la prisión de Cuevas de los Medinas y no está diseñado para reclusas con bebés (las mujeres embarazadas o con bebés de corta edad son enviadas a penales especializados en otros puntos del país).

Además, El Acebuche consiguió hace años convertir este único recinto en un “módulo de respeto”, conocido coloquialmente como “módulo de buen comportamiento”. Esta fórmula, creciente en las prisiones españolas, permite ciertas capacidades de movimiento y autogestión por parte de las internas. Ana Julia Quezada, sin embargo, tendrá ciertas limitaciones. Está acompañada en todo momento para evitar hipotéticas agresiones y está incluida en el llamado Programa de Prevención de Suicidios. El PPS coloca a una interna responsable, con la confianza de los funcionarios, para vigilarla y evitar que pueda autolesionarse en algún momento.

Madres
Ambas garantías incluidas en el Reglamento Penitenciario no son inusuales. De hechos, fuentes de prisiones consultadas aseguran que es un procedimiento muy frecuente, de carácter puramente preventivo y extendido para los internos con casos especialmente mediáticos o delicados.

Prisiones tiene también la posibilidad de solicitar en el futuro el traslado de la presunta asesina de Gabriel Cruz Ramírez a otro centro (la defensa se muestra reacia, siempre que existan garantías de protección). Sin embargo, en este asunto existe una dificultad añadida puesto que la difusión de la búsqueda del pequeño ha corrido como la pólvora por todo el país y el envío de Ana Julia Quezada a otra cárcel no resolvería una hipotética animadversión de las reclusas.

Asimismo, los delitos cometidos sobre menores de edad tienen una respuesta muy negativa entre la población reclusa. Almería tiene antecedentes muy sonados. No en vano, la detención de Jonathan Moya por la muerte de la niña Míriam en un cortijo entre Fiñana y Abrucena en la Navidad de 2012 tuvo consecuencias en la esfera penitenciaria.
El acusado (luego condenado) fue agredido y trasladado en varias ocasiones tras incidentes con otros internos. Además, recibió amenazas de muerte por carta desde una prisión del Levante, un caso que acabó en juicio.