Falta de contundencia

Es norma habitual analizar los partidos desde la perspectiva del resultado. Una vez consumada la derrota es fácil asimilar el pésimo resultado al dibujo presentado por el técnico, que se presentó en el José Zorrilla con tres centrales.

Jugar con defensa de cinco no implica renunciar a nada en el plano ofensivo. Con laterales largos en fase ofensiva el Almería llegó al área rival con los suficientes efectivos y en las condiciones idóneas para haber sentenciado. Si no lo hizo no es culpa de Alcaraz sino de quines han fichado a cuatro delanteros centros que sólo han conseguido hacer seis goles en las 31 jornada disputadas.

Es un axioma futbolístico que sin ‘killer’ no hay gol y el Almería no lo tiene y es por ello por lo que tendrá que luchar a brazo partido en los once desafíos que restan para no hacer bueno aquello de que a la tercera va la vencida y con ello dar con sus huesos en la categoría de bronce.

Resultó alarmante e incluso irritante ver como los defensas almerienses no eran capaces de atajar los descontrolados ataques locales con la debida contundencia.

Todas las ocasiones generadas por el bando local, incluidos los goles, eran fácilmente evitables porque todos llegaron gracias a que los laterales permitieron que los rivales centraran sin ofrecer la debida y necesaria oposición. En el caso específico de los tantos encajados las jugadas que les precedieron fueron sonrojantes para los jugadores de Alcaraz. 

Si la derrota de la semana precedente podría ser calificada de asumible tanto por el grado de competencia ofrecido por los almerienses como por la entidad del rival, la de Pucela es un grave tropiezo de cara al futuro en la Liga.