La revolución de imprimir los objetos en nuestra casa

Miguel Ángel Salmerón Sorroche es un ‘maker’, un ‘hacedor de cosas’, y ha hallado en la impresión 3D la herramienta tecnológ

Miguel Ángel en el taller de su casa en Huércál, repleto de máquinas impresoras y objetos creados con ellas.
Miguel Ángel en el taller de su casa en Huércál, repleto de máquinas impresoras y objetos creados con ellas.
Guillermo Fuertes
01:00 • 20 nov. 2015

Desde el pequeño taller que ha montado en el sótano de su casa de Huércal de Almería, Miguel Ángel Salmerón se ha posicionado como un referente en el mundo de la impresión 3D. Es decir, de una revolución tecnológica que desde hace unos años está contribuyendo a transformar radicalmente la forma en que construimos nuestros objetos, desde los mas cotidianos (juguetes, muebles...), hasta los mas grandes o sofisticados (maquinarias, casas, tejidos, incluso órganos).




Allí no solo construye sus propias impresoras, e imprime todo tipo de objetos en distintos materiales y colores, sino que atesora y prueba los últimos adelantos de esta tecnología. Como el Diamond Hotend, por ejemplo, que sirve para imprimir en varios colores, y que ahora mismo, en el mundo, sólo lo tienen “los chinos, los que lo inventaron, y yo y dos o tres locos mas por ahí”, sonríe.




O el Universal Pellet Extruder (UPE), que permite aprovechar pedazos de plástico o  materiales reciclados. “Se trituran, se meten en una tolva, y va saliendo el material fundido para imprimir”, explica. “Ya están probando con el plástico sobrante de los invernaderos. ¿Te imaginas el futuro que puede tener eso?”.




Un mundo abierto
Miguel Ángel nació en Uleila del Campo en 1978, pero se crió en el Zapillo. Tras el bachillerato se fue al ejército y estuvo en Melilla y la Legión. Luego pasó por la construcción, y finalmente se hizo conductor de ambulancias. Trabaja en Urgencias desde hace 12 años.




Pero lo suyo siempre fue las cosas manuales. “Desde chiquitillo, en mi barrio era el que siempre estaba en cosas de electrónica y eso”, dice. “Siempre me ha interesado saber qué llevan dentro las cosas, cómo funcionan...”.




Metiéndose en internet fue descubriendo la comunidad Open Source, luego apareció la plataforma Arduino, que democratizó la electrónica y facilitó la realización de prototipos y proyectos, “y al final me especialicé en 3D”, dice.




Son comunidades muy dinámicas. En España hay un grupo, Clone Wars, que pertenece a la comunidad RepRap.org, “una especie de Wikipedia donde nos han enseñado a programar máquinas de impresión 3D”, explica. “Ahí están todos los modelos abiertos de impresora para que las hagas tú mismo. Las mías son modelos abiertos”.




Durante un tiempo tuvo una empresa, Indalo 3D, con la que vendió hasta diez impresoras. Hoy colabora con empresas y departamentos de I+D. “Por ejemplo, este colector de una admisión de un coche es para el proyecto de fin de carrera de un ingeniero en una universidad gallega”, sonríe enseñando la enorme pieza de color chillón.


Es una revolución que recién comienza, explica, y a nivel mundial. “Ya hay páginas con millones de objetos ya programados, listos para imprimir. Y todo eso es libre...”.



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