Joan Carrillo no quiso ver el gol del empate

A veces el ocultismo, el no dar la debida información a los abonados, primera razón de ser del equipo, suele perjudicar a terceros. Es lo que ha sucedido con Casto, los aficionados le recriminaron su falta de puntería a la hora de jugar el balón con el pie. Si los seguidores almerienses hubieran sabido que Casto está jugando con un esguince de ligamentos en su rodilla derecha, lo que dificulta sobremanera el jugar la pelota con el pie, no sólo no hubieran censurado el guardameta sino que hubieran premiado su profesionalidad que le está llevando a jugar lesionado por culpa de la ausencia de Julián.

Cuando el árbitro señala la falta de la muerte, rebasado el minuto 94, el Estadio se le cayó encima a Carrillo. Al entrenador rojiblanco, que estaba visionando el partido desde el palco al cumplir su tercer y último encuentro de sanción, se le descompuso la cara y se dio la vuelta para no ver el desenlace de la acción a balón parado. 
Terminó como él se temía, con un tanto que privaba a su equipo de una justa, trabajada y merecida victoria. 

‘Palo’
Un gol de los que duelen, de los que hacen mucho daño tanto en el plano práctico, priva al Almería de dos puntos que le hubieran hecho dejar el farolillo rojo, como en el anímico. 
Pero la vida sigue y el miércoles hay Copa y, lo más importante, el sábado espera el Nástic de Tarragona.