Un médico cooperante opera a más de 3.000 pacientes en África y América

Agustín Gómez lleva 20 años operando de forma solidaria en Sáhara, Camerún y Honduras

Gómez (derecha) posa con enfermos y otros cooperantes.
Gómez (derecha) posa con enfermos y otros cooperantes.
Josefina Guerrero
20:34 • 16 ene. 2016

Cerca de 3.000 personas en los campamentos de El Sahara, Camerún y Honduras han mejorado su calidad de vida a través de las operaciones realizadas de forma altruista por parte del traumatólogo del hospital de La Inmaculada Agustín Gómez. Este cooperante, a través de distintas ONGs, participa en el Proyecto 100 que pretende operar como mínimo a cien pacientes en cada viaje. En total van 21 años de trabajo,  según explica este médico que habla de la cooperación como “una forma de vida muy poco conocida y poco reconocida aunque siempre se hace con mucha generosidad”.




“Fundamentalmente se tratan patologías de niños, deformidades, secuelas de fracturas no tratadas”, explica el traumatólogo que incide en la necesaria ayuda de los médicos autóctonos; “a diferencia de otros destinos, en Honduras ya tienen cerca de 200 pacientes preseleccionados, llegamos después del viaje un domingo, el lunes pasamos consulta y el martes comenzamos a operar a los pacientes, a veces durante más de doce horas y prácticamente sin días de descanso, durante un mes o mes y medio”.




Formación
La cooperación y las intervenciones quirúrgicas van acompañadas de la necesaria formación a los facultativos autóctonos. Como anécdota cuenta el doctor Agustín Gómez cómo un compañero anestesista, enseñó a poner epidurales a niños, “al año siguiente la anestesista de allí fue llamada al hospital universitario de Tegucigalpa, y fue casi con miedo por ver qué le dirían, al final era para que les enseñaran a utilizar esa técnica”.




Además, este traumatólogo resalta que han sido muchas las cosas que ha aprendido en cualquiera de sus viajes de los médicos autóctonos.




Solidaridad
Su entrega a la causa le lleva a pedir comisiones de servicio y perder vacaciones familiares, pagar vuelos y un exceso de equipaje extra que puede oscilar entre los 800 y los 1.000 euros. Sólo en la última visita a Honduras, el pasado mes de diciembre, se transportaron en vuelo regular catorce contenedores de más de veinte kilos de carga.




El cooperante resalta la gran ayuda recibida siempre desde la gerencia del Hospital La Inmaculada en estos 20 años. Él mismo cifra en 40.000 euros el coste ortopédico y farmacológico que desde el Levante almeriense parte hasta Honduras, una inversión imposible de asumir en uno de los países más pobres del mundo.




Choluteca, una de las provincias más pobres del país puede perfectamente gastar el poco dinero que le llega para la sanidad pública en el mes de mayo, a partir de ahí, cualquier pastilla, medicamento o intervención debe sufragarla el enfermo. Imposible resultaría así la adquisición de una prótesis, que puede tener un costo igual que en España, pero que supondría el sueldo durante una década de una enfermera.




Seguridad 
Honduras es uno de los países con mayor índice de inseguridad, por ello, las medidas se extreman. “Prácticamente salimos de la vivienda que nos proporciona el hospital que tiene vigilante armado y llegamos en el todoterreno al hospital, y viceversa”, explica el cooperante de este país centro americano. “Allí la falta de educación y expectativas de los jóvenes es el germen de las pandillas y la violencia”, incide.


La inseguridad y algunos secuestros de cooperantes llevaron hace más de diez años a descartar a los campamentos saharauis. “Además, habíamos sido pioneros, por entonces hacíamos incluso dos viajes al año y habíamos intervenido a todos los potenciales pacientes”, resalta en su despacho donde ya acumula mucho material con vistas a su próximo viaje.


Cerca del hospital del ébola
Seis años de visita cooperativa a la selva de Camerún le llevaron a estar en contacto con el camerunés Patrick Nshamdze. Una vez que se decidió descartar el destino de Camerún por la falta de ayuda recibida en las últimas visitas por el personal autóctono, Agustín Gómez se puso en contacto con Nshamdze, quien ya era el director del Hospital de San José en Monrovia (Liberia), para plantearle la posibilidad de iniciar un periodo de visita cooperativas allí. La suerte quizá llevó sus pasos hasta Honduras, explica el cooperante, puesto que en Liberia, este fue el hospital donde se desarrolló el principal foco de infección del Ébola y donde se infectaron  el director y los españoles que finalmente fallecieron por esta enfermedad. El director prefirió no abrir quirófanos en este centro, más destinado a los cuidados familiares y la ginecología y .



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