La primavera se lleva su mejor flor

EMILIA COMPÁN HANZA

  • La Voz
A.F. Ha muerto Emilia Compán Hanza, la Tía Emilia, una de esas personas que se han paseado por la vida repartiendo cariños y alegrías. Se ha ido con la primavera, una paradoja cuando durante casi 103 años ha sido una de las más hermosas flores nacidas en ese enorme jardín que es Almería. Nació un mes de agosto de 1914 en Canjáyar y compartió la vida con sus cinco hermanos. Luego llegaría el matrimonio con Manuel de Oña Iribarne y de esa unión sus ocho hijos, todos ellos moldeados con todo el amor que es capaz de dar una madre, que en el caso de Emilia era sin condiciones. No creo equivocarme si digo que a la Tía Emilia la quería todo el mundo. A lo largo de su vida no regateó cariño a nadie y, como suele ocurrir, recogió de ellos la cosecha de un afecto profundo, sentido, sincero. Quiso y fue querida, aún lo es por todos aquellos que tuvimos la enorme fortuna de conocerla, estar cerca de ella. Emilia, como sus hermanas Paquita y Salvadora, ha pasado por la vida con alegría y con un optimismo casi irracional. Aún resuenan en mi memoria sus respuestas a la clásica pregunta ¿cómo estás?: invariablemente le salía de dentro un “estupendamente” tan sincero como sorprendente en una mujer de más de cien años. Acostumbrados como estamos a que los mayores se apliquen a sus achaques, ese “estupendamente” era como un soplo de vitalidad, un alegato a la vida. No me cabe la menor duda de que la Tita Emilia recorrerá -habrá recorrido ya- el camino hacia el cielo sin necesidad de pasar las aduanas de las deudas pendientes. Allí donde vaya recibirá el premio a una vida en la que procuró hacer felices a sus seres queridos, incluso a los que no lo eran tanto. Si la memoria es justa, no permitirá jamás que podamos olvidarla. Descansa en paz, eso nos conforta.