Amigo, compañero y gran cofrade

Rafael Leopoldo Aguilera Martínez Cofrade de la Real, Ilustre y Franciscana Cofradía del Silencio

Francisco Sierra Guirado

  • La Voz
Cuando nos enteramos antes de ayer, a través de Miguel Cazorla y Antonio García Díaz de la triste noticia del fallecimiento del amigo, compañero y cofrade D. Francisco Sierra Guirado nos sentimos apesadumbrados por un desenlace inesperado y, sobre todo, porque con él se va parte de la historia de la Cofradía del Silencio. Paco Sierra, Paco, como le llamábamos, fue para un grupo de jóvenes que comenzábamos en el año 1977, nuestra fuente de referencia cofrade, ‘primus interpares’, el primero entre los iguales. Nos acogió en su despacho sito en la Calle Reyes Católicos, el 1 de abril de 1978, allí, nos cedió sus instalaciones, nos asesoró y nos ayudó con humildad, con bondad y cariño el refundar la Cofradía del Silencio, que procedía de la extinta Organización Sindical, para depositar el legado histórico junto a su testimonio personal a un grupo de personas encabezadas por Miguel Aparicio Rodríguez, Juan Rafael Aguilera y Manuel Vicente Barranco. Esta decisión sirvió como hilo conductor para poder realizar en su momento histórico el tránsito a la nueva situación jurídica del Estado español, permitiendo con ello, con algún que otro problema que solventó satisfactoriamente, que la Hermandad no desapareciera y se extinguiera, y hoy sea una de las hermandades penitenciales más señeras de Almería. Paco Sierra, erudito economista, Profesor Mercantil, que destacó como funcionario de la Administración del Estado, al ocupar puestos de gran responsabilidad funcionarial, fue un hombre cercano, con las ideas claras, sociable, abierto a las nuevas iniciativas y a los nuevos tiempos que les tocó vivir en la Cofradía y en la sociedad almeriense. No hay palabras para poder agradecer de corazón y con el alma todo lo que Paco Sierra significó para la Semana Santa de Almería, y muy especialmente, para la Franciscana Cofradía del Silencio con sus cinco pasos, y en concreto del que fue prioste, el Santísimo Cristo del Descendimiento en su Sagrada Redención. Gracias Paco, nazarenos del Silencio, y un abrazo para su esposa e hijos, a quienes les acompañamos en estos momentos de aflicción y a quienes también apreciamos y estimamos. Paco la Cofradía del Silencio nunca te olvidará. Descanse en paz con la bendición apostólica, y que el Señor de la Vida y la Esperanza lo acoja en su seno junto a la ‘Palomita de San Agustín’, ‘Reina de Alfareros’, Virgen del Consuelo.