A Lola, hueco imborrable en nuestra memoria

Cada mañana el tiempo apura, tú vienes y te representas grande y hermosa, deslumbrando al propio sol del alba. ¡Siempre Lola! Siempre la mejor. Tú serás un hueco imborrable en nuestra memoria. Jamás se hará un recorrido más honesto que el espacio que ocupa tu propia proyección sobre todo y sobre todos. Tanto tiempo recordaremos tus alegrías, tus explosivas alegrías que tanto contagio provocan que sólo seremos un deseo en el espacio infinito. Siempre fuiste como el volcán y como la sonrisa del bebé. Aquello que todo lo abarca y lo abraza, y la sonrisa que todo lo alboroza. ¡Lola, siempre Lola! ¡Lola, todo Lola! Como el mar que tanto te emociona, como sus olas, como tu playa, como su sol, como tu sierra, como tu pueblo, como tu gente, como tu Dios. ¡Lola, siempre Lola! ¡Lola, todo Lola! Has sido la mejor hija, la más increíble hermana, la fantástica tita, y la maravillosa cuñada. Será difícil no buscar tu hueco en las palabras cotidianas, en los gestos cómplices, y en las miradas calladas. Siempre te buscaremos, y siempre tendremos donde hallarte: en la honestidad y en la bondad que irradias, en todo lo que has sido y has representado en todo momento. ¡Siempre Lola! ¡todo Lola!. Ahí estás tú, y ahí te buscaremos nosotros, en todo lo que nos has enseñado y por eso siempre te hallaremos ahí en ese espacio infinito que sólo tú ocupas. En todo momento, en todo lugar, hasta siempre, Lola.