La decisión del TSJA o cómo murió Gabriel Cruz

Más allá de aspectos técnicos, el recurso de los padres discute la versión oficial del crimen

Ángel cruz y Patricia Ramírez atienden a los medios tras conocer el veredicto
Ángel cruz y Patricia Ramírez atienden a los medios tras conocer el veredicto La Voz
Javier Pajarón
07:00 • 31 ene. 2020

El fallo del jurado popular del Caso Gabriel Cruz provocó una peregrinación espontánea desde las puertas del Palacio de Justicia hasta el monumento de la ballena a los pies del Cable Inglés. Los padres celebraron emocionados, entre muestras de cariño de allegados y vecinos, una sentencia para la historia judicial de la provincia Almería. Ana Julia Quezada, culpable. “Se ha hecho justicia”, señaló entonces Patricia Ramírez.




Sin embargo, la sensación de triunfo de aquella noche del mes de septiembre desapareció como un espejismo en pocos días y la lectura reposada de la sentencia generó nuevas inquietudes en una familia volcada en la búsqueda de la condena más dura posible.




Ahora el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) estudia los recursos de apelación presentados por la acusación particular, la defensa y la fiscal contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Almería y resolverá en un plazo aproximado de una semana.




Más allá de los debates técnico-jurídicos, la decisión del TSJA afronta el problema de respaldar (o no) la versión sobre cómo murió el pequeño Gabriel Cruz Ramírez en aquella finca de Rodalquilar (27 de febrero de 2018). La familia discute esencialmente el informe del Instituto Medicina Legal de Almería y asegura que hay ensañamiento sobre el menor. Y como quiera que la sesión del juicio dedicada a los informes forenses se efectuó a puerta cerrada por expreso deseo de la familia, la valoración de las pruebas llegó mermada a la opinión pública.




¿Cómo murió Gabriel Cruz Ramírez? ¿Qué diferencias hay entre el informe forense oficial y el informe de los médicos contratados por la familia? Sin entrar en los detalles más explícitos de ambos estudios, la diferencia radica esencialmente en la valoración de la naturaleza de los golpes hallados en la cabeza del pequeño.

Los forenses



Los forenses del Instituto de Medicina Legal dicen que la víctima presentaba “varios traumatismos” en la cráneo que podían vincularse “al propio mecanismo de sofocación” estando la cabeza apoyada en  una superficie plana. Es decir, los forenses apuntan a que Ana Julia Quezada (autora confesa) colocó sus manos en la boca y la nariz del pequeño y ejerció una fuerza elevada para acabar con su vida mientras lo sostenía contra “el suelo o la pared” de la finca de Rodalquilar.




Esta es la versión oficial, la sostenida por los especialistas forenses y acogida íntegramente por el Ministerio Fiscal. Es también la versión estimada por unanimidad por los nuevos miembros del jurado popular reunido en la Audiencia Provincial de Almería durante el juicio.




Según esta versión, el niño murió asfixiado sin sufrir agresiones previas. Por tanto hubo alevosía, pero no ensañamiento. La fiscal Elena Fernández Lora resumió la situación en su intervención ante los magistrados de la Sala de lo Civil y lo Penal del TSJA la mañana del pasado miércoles. “Las lesiones en labios y nariz” son fruto de “la fuerza brutal y desproporcionada utilizada por la acusada en un acto único e ininterrumpido” y no habrían aparecido si la agresión se hubiera producido “en un estado de semiinconsciencia por una paliza, como sostiene la acusación particular”.

El informe alternativo
Por el contrario, la familia discute esta secuencia y consideran que Ana Julia Quezada asestó “una paliza” al niño antes de asfixiarlo, en palabras del letrado de la acusación Francisco Torres. El informe de la familia, realizado por médicos no especialistas en autopsias, asegura que el niño fue “zarandeado y golpeado violentamente” y quedó en un estado de semiinconsciencia durante un periodo de “45 a 90 minutos” hasta ser asfixiado por Ana Julia Quezada.


La diferencia está en los golpes previos a la maniobra de sofocación, que llevarían necesariamente a estimar una agravante de ensañamiento y, en consecuencia,a endurecer la condena de cárcel para la acusada en caso de que la prisión permanente revisable fuera eliminada del Código Penal en futuras reformas.


El TSJA no entrará presumiblemente a valorar los informes periciales y se centrará en resolver si la magistrada Alejandra Dodero orientó con sus indicaciones a los miembros del jurado  hacia una veredicto de culpabilidad por asesinato con alevosía, como sostenía la fiscal y parecía desprenderse de la valoración de los forenses.


Ahora bien, la decisión del TSJA, de un modo u otro, acabará por decantar la balanza entre las dos posiciones. O quizás tres, porque la defensa de Ana Julia Quezada también pide modificar la sentencia y dejarla en un homicidio imprudente. La solución, en un plazo aproximado de una semana.


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