“He vivido una mala experiencia y será mi gran experiencia de vida”

El almeriense Rafael Rodríguez recibe el alta tras superar el Covid 19 y pasar días críticos

Juan Antonio Barrios
15:18 • 29 abr. 2020 / actualizado a las 22:07 • 29 abr. 2020

"A las diez de esta mañana llamo a mi mujer, Cristina Linares, para que viniera a mi habitación. Nada más acercarse hasta la puerta me he tirado hacia ella y le he dado un beso en la boca. Ante mi actitud me recriminó mi acción recordándome la situación de cuarentena por estar contagiado por el Covid-19. Esa ha sido la forma de anunciarle que la doctora me acababa de llamar indicándome que ha salido todo bien y que ya doy negativo del Coronavirus. Cuando los niños, que estaban en el salón, me han visto se han tirado a besarme y abrazarme. Ha sido un momento, para mí, difícil de describir. Tanto mi hijo, Rafa, de diez años; como la pequeña, Lola, que cumplirá próximamente seis años, no paraban de decirme que tenían ganas de darme besos y abrazarme. Lo estaban pasando mal. Después de 36 días sin poder abrazar a mis hijos y mi esposa, ha sido una conglomeración de sentimientos y emociones brutales. Aunque había tenido el alta hospitalaria quince días atrás, realmente ahora es cuando iba a tener el alta definitiva y volver a la normalidad dentro de la anormalidad que estamos viviendo", señaló a La Voz el almeriense Rafael Rodríguez, gerente territorial de Movistar Prosegur Alarmas en las Comunidades de Valencia, Murcia y Baleares, tras recibir el alta definitiva por el contagio de Coronavirus.






Rafael Rodríguez resume estos 36 días que ha pasado hospitalizado en el Hospital la Fe de Valencia y en su domicilio, provocados por el contagio que sufrió de la Covid-19 con una frase: "He vivido una muy mala experiencia, que con el paso de las semanas se ha convertido en un mal recuerdo, pero que tengo muy claro que, cada vez que lo veo desde una perspectiva más lejano, al final será una gran experiencia de vida". Considera que tras el sufrimiento y preocupación con la que ha vivido considera que ahora "se replantea uno las pequeñas cosas, más tu propia vida. Considera que ahora le voy a dar más valor a lo que antes veía más superfluas. Te das cuenta que es mucho más importante los abrazos de hoy que irme de viaje a cualquier parte del mundo el mes que viene". 






El almeriense y residente en Valencia rememora el inicio del proceso. "Realmente no sé cuando me pude contagiar. Cuando empezó todo esto yo estuve en una reunión de trabajo en Madrid. Noté los primeros síntomas pasados trece días y fueron, en mi caso, dolores de cabeza muy continuos. No me pongo malo nunca y cuando me duele con un paracetamol se me pasa enseguida. En esta ocasión, pasadas cuatro horas, los dolores seguían exactamente igual y entonces me preocupé. Se lo dije a mi mujer, me encerré en la habitación para ver cómo evoluciono y fui a peor".



Esa situación fue la que provocó que Rafael se pusiera en contacto con su centro de salud y explicando los síntomas que sufría. "Me aconsejaron que mantuviera el aislamiento domiciliario y ya irían viendo mi evolución a través de llamadas telefónicas diarias. Al tercer día aparecieron la fiebre y tos seca, muy extraña y rara. El quinto día empecé a notar la falta de oxigeno y por la tarde me costaba mucho respirar. Eso provocó que me acercara hasta mi Ambulatorio. En ese instante no había ambulancias disponibles. Tras hacerme la prueba del oxígeno y ver que era bajo me aconsejaron que fuera al Hospital la Fe. En la prueba que me realizaron a mi llegada dio como resultado que era positivo en Covid-19 y quedé ingresado, dando comienzo lo que yo denomino como segunda fase".






La rutina diaria de Rafael Rodríguez cambió sustancialmente ya que su vida transcurrió durante dieciséis días entre las cuatro paredes de la habitación de un hospital. "Todas las pruebas me las hacían en la habitación. Según los médicos, los días más complicados de esta enfermedad, donde el virus es más virulento, son los días 6 y 7. A mí me provocó una neumonía, afectando al 50% de un pulmón y 1/4% del otro, pero como yo no he fumado nunca y siempre he hecho deporte me atacó a los pulmones pero no me hizo excesivamente en ellos. Sí me afecto muchísimo a la fiebre. Las subidas eran brutales. La segunda noche hospitalizado fue la peor. La fiebre no me bajaba de 39º y la medicación no conseguía bajarla. Me tuvieron que poner hielo por distintas partes del cuerpo".


El día once de la enfermedad, Rodríguez lo recordará siempre porque fue el primer día que lo pasó sin fiebre. "Tenían que pasar 72 horas para que te dieran el alta hospitalaria. Fue emocionante cuanto todo el personal sanitaria me despidieron entre aplausos. Ellos nos dicen que los enfermos del Covid-19 somos unos guerreros y yo digo que los verdaderamente guerreros son ellos. No olvidaré nunca lo mucho que están dando todos los sanitarios con esta maldita pandemia. Esa alta hospitalaria la recibí con una ilusión enorme, aunque sabía que no podía abrazar a mi familia y comértelos a besos pero ya estaba en mi casa".




Las palabras del almeriense hacia todo el personal sanitario es de agradecimiento total, "superando con creces sus obligaciones profesionales sanitarias. Te cuidan perfectamente pero intentando tener el menor contacto con el contagiado. Qué cara me vería una de las enfermeras el día que la fiebre superó los 40º que esa enfermera me acarició el hombro durante diez o quince minutos diciéndome que estuviera tranquilo que todo iba a pasar. Con estos detalles demuestran la empatía del personal sanitario para con los contagiados. Están dando muchísimo más de lo que es su obligación. Me han tratado de lujo. A mi me gusta decir que han estado cuidándome".




Otro detalle que dice de la entrega del personal sanitario es el que le ocurrió a Rafael. "Como he dicho, todas las pruebas que te realizan las hacen en la habitación. En mi caso, quince días en la misma habitación. Un día, el técnico de rayos me preguntó cómo me encontraba y durante nuestra conversación le dije que echaba mucho de menos a mi esposa, mis hijos y a toda mi familia, añadiendo que otra cosa que echo de menos es el chocolate. Me confesó que a él le gusta el chocolate Valor con almendras y yo le dije que el mismo que a mí me gusta. Al día siguiente me tocan la puerta y me dice una enfermera que tengo una visita. Me extrañó mucho recibir una visita en mi estado. Era el técnico de rayos, Javier, que había ido a Mercadona a comprar y se acordó de mí. Me dijo, esta tableta de chocolate es para mi amigo Rafael para darle una alegría. ¿Qué necesidad tenía este hombre de hacer eso? Ese momento para mí significó todo. Por eso digo que el personal sanitario no me estaba curando, me estaba cuidando.




El almeriense explicó lo que supone esta "enfermedad larga, sin poder abrazar y besar a mi familia. No te apetece hablar con nadie con los fuertes dolores de cabeza y con la fiebre tan alta te deja débil. Tengo que agradecer a infinidad de personas que me han mandado mensajes de ánimo, tanto a mi móvil como a mis redes sociales, de gente que me conoce y que no me conoce". 


Lo que intenta Rodríguez con estas palabras es "concienciar a la sociedad para que conozcan desde dentro la realidad de esta enfermedad, que va más allá del número de contagiados, fallecidos o que han superado la Covid-19 y la incansable entrega del personal sanitario para que nosotros después seamos unos inconscientes incumpliendo y saltándonos leyes y normas decretadas por el estado de alarma". 




Concluyó Rafael Rodríguez anunciando que "mañana sacaré por primera vez a mis hijos a pasear y el día 2 de mayo saldré a hacer moderado ejercicio. Durante la cuarentena en mi casa he estado haciendo deporte en la habitación e ilusionado con recibir el alta definitiva que hoy me han dado".


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