En casa - Día 64

¿Hay algo más tentador para los españoles que saltarnos una prohibición, una norma?

Los seres humanos tendemos a olvidar o a no querer ver más allá de lo que nos satisface.
Los seres humanos tendemos a olvidar o a no querer ver más allá de lo que nos satisface. Pixabay
Ricardo Alba
07:00 • 20 may. 2020

Mi amigo Justo comparte conmigo vía ‘guasá’ el Ave María de Schubert, cantada por Helene Fischer. Al clicar en el vídeo, una inscripción de dos líneas te avisa: ‘No mires la hermosura de la intérprete, escucha su espectacular voz’. Naturalmente, prestas los oídos a la magnífica composición sin apartar la mirada de la hermosa Helene Fischer. ¿Será esto considerado machista? Tal y como están las cosas, uno ya no sabe. De otro lado, ¿hay algo más tentador para nosotros, los españoles, que saltarnos una prohibición, una norma, un decreto? Antes de antes ya lo dijo alguien: las leyes están hechas para incumplirlas, si no ¿qué gracia tiene?



Vemos a diario montones de gente en paseos, en parques, en bicicleta, en patines, en carrera, (la verdad es que yo lo veo en las noticias de las nueve de la noche), cierre voluntario de bares por exceso de afluencia, y así de seguido. Desde mi clausura menguante observo, no sin preocupación, y sin ir más lejos en mi propia calle, que se pueda estar confundiendo el desconfinamiento con la extinción del virus, del coronavirus. Y no, EL VIRUS SIGUE ENTRE NOSOTROS, VIVE DE NOSOTROS. Y MATA. Los seres humanos tendemos a olvidar o a no querer ver más allá de lo que nos satisface. En fin, mascarilla y a dos metros unos de otros.



Me alejo algo más, retrocedo al año 1965, oigo a ‘Righteous Brothers’ en su legendaria ‘Melodía desencadenada’, posteriormente mítica gracias a la película ‘Ghost’. (Dato a quien interese: la música fue escrita por Alex North con letra de Hy Zaret para la película de 1955, ‘Unchained’). Avanzo algunos años, toma el relevo Led Zeppelin con su ‘Escalera al cielo’. Y así vuelvo hasta la fecha en que, ciertamente, llega un momento de hartura, de quitar la mampara de cristal que nos separa, dejar de conversar telefónicamente, de abrazar, de tanto dejado atrás.



Algunos amigos se interesan en saber qué haré al salir a la calle el próximo lunes. Los voy a mantener en vilo hasta el domingo. Otros quieren sonsacarme el primer pie que pondré en la acera, si el derecho o el izquierdo. No lo sé, sinceramente jamás habría pensado en esto si no me lo preguntan. Ayer, mi amigo Guillermo Mirón, en cambio, me informó del decálogo de condiciones propuesto por la Junta de Andalucía para ir a las playas cuando se reabran y las recomendaciones de protección para abrirlas al baño. Iremos, cuando vayamos, con el folleto de instrucciones en una mano y toalla, geles y demás, en la otra.



Ahí afuera sigue el caos, político digo. Parece que la prórroga del estado de alarma que pide el presidente Pedro Sánchez no será de un mes, se quedará en justo la mitad. Para mí que esta rebaja forzosa es una muestra del ‘equilibrio inestable’ del Gobierno. Hoy saldremos de dudas o no, que, como con las mascarillas, no hay quien se aclare. Sean galgos o podencos, de momento y hasta el lunes, yo, sin dudarlo, me quedo en casa.






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