Restaurar la Muralla de San Cristóbal: un monumento que muestra su historia

El adarve paseable dará a los almerienses una nueva imagen de su ciudad

Lola González
13:12 • 07 may. 2023

Han defendido la Almería medieval de los tiempos de Jayrán, la ciudad castellana que crecía a sus pies y sirvió incluso de refugio en los tiempos de la Guerra Civil a pesar de que desde Isabel II a mediados del siglo XIX decretaron que la ciudad ya no era una plaza de armas, dejaron de tener el uso para el que fueron levantadas las murallas que recorren el Cerro de San Cristóbal y la al-Mudayna. El no estar en medio de la ciudad la salvaron de la demolición entonces y ahora, tras años y años de abandono, parece que vuelven a capear el temporal gracias a una inversión de 926.616 euros que realiza la Junta de Andalucía, con fondos europeos, que ejecuta la empresa Rehabitec y con la intervención arqueológica de apoyo a las obras de restauración de Arqueovalia.



Con la curiosidad de quien sabe que va a ver la ciudad desde una perspectiva nueva, llegué junto al delegado de Turismo, Cultura y Deportes, José Vélez, a visitar las obras de rehabilitación que se están ejecutando. De la mano de Jesús De Haro, CEO de Arqueovalia y doctor en Arqueología por la Universidad de Huelva, comenzamos la visita por el espacio que se convertirá en la zona de recepción de los visitantes. Esta entrada se encuentra en la parte baja de un baluarte del siglo XIX que se adosó a la muralla en esa época y que sería restaurado por Francisco Prieto Moreno en el siglo XX, algo que se nota en el hormigón empleado. En él habrá que reproducir la cubierta para que se convierta en ese lugar de llegada para acceder hasta una muralla que contará con un adarve visitable entre las torres uno y cinco.



Subimos las escaleras y allí, casi al principio de la visita, Jesús De Haro nos invita a hacer una visual. “Lo más importante de la recuperación que estamos haciendo pasa por mostrar las diferentes etapas que ha tenido este espacio. Podemos ver la mano de Prieto, observar el tapial y la mampostería de la torre” y es que defiende el arqueólogo que hay que apostar por un discurso unitario, que muestre las diferentes etapas que ha vivido este monumento sin tapar ninguna. Quizá por esto, el relleno de las fisuras que se está realizando tanto en los lienzos de la muralla como en las torres, cuenta con un mortero de un color diferente para que se pueda diferenciar lo actual del original. Eso sí, es partidario de aquello que ya ha desaparecido, no reproducirlo.



Caminamos por el adarve que conecta las torres y en su suelo podemos ver restos de la solería original, la medieval, restos de restauraciones, y junto a él, un tramo de muralla cuya corona casi ha desaparecido. Allí, tomando como referencia la altura de unos restos pegados al muro, se recrecerá esa parte hasta la cota original que conocemos históricamente “para que así pueda ser visitable y accesible al público tras la restauración en condiciones de seguridad”.



Entramos ahora en el interior de una de las torres que mantiene sus techos abovedados, paredes en las que se pueden ver restos de la madera clavada para hacer las veces de andamio durante la construcción, y un hueco vacío. Más allá de unas catas que están por hacer para conocer el origen de algunos espacios, se instalará una escalera anexa en este espacio para que el público pueda acceder a la cubierta de la esta torre y la bóveda de acceso a la terraza.



Decoraciones especiales



Volvemos al exterior y allí paramos junto a los andamios de una de las torres. “Asomaos”, nos dice Jesús De Haro mientras señala un tramo de la torre ya restaurado. “En esta torre, además de rellenar las fisuras, remarcamos la decoración existente”, una especie de dibujo o decoración con forma de  círculo que rodea a cada una de las piedras que componen el muro. Y es que, según explica el arqueólogo, en esta torre 3 hay una decoración particular y exclusiva, sobre los morteros de construcción original se ejecuta decoración incisa conformando círculos o lágrimas. Otra de las decoraciones presentes en esta torre son los encintados en bajorrelieve sobre las fábricas de mampostería. “Sobre todos ellos las compañeras de restauración están haciendo un trabajo exquisito y muy fino, para consolidar cada evidencia”, remata De Haro.



En la siguiente de las torres ya se puede contemplar una de las intervenciones más llamativas del proyecto que se está desarrollando, el recrecido de la corona de las terrazas en unos 30 ó 40 centímetros para su conservación. Se respetan los mechinales que están presentes en el muro. Pero sin lugar a dudas lo más interesante de esta actuación se encuentra en la siguiente torre. 


Hasta ella llegamos a través de una empinada escalera de piedra, estrecha y totalmente restaurada y a la que han tenido que reponer los dos últimos peldaños para que los visitantes puedan acceder a la terraza. Cuando uno sube allí se para el tiempo. Desde esta altura se observa una Almería totalmente diferente. Uno mira al Sagrado Corazón desde arriba, observa la sinuosa silueta del Casco Histórico, la Alcazaba y La Hoya en todo su esplendor, la reserva sahariana, la magia de La Chanca y hasta los túneles de salida a Aguadulce. Pero es que si cruza la torre, descubre La Fuentecica, Los Ángeles y la composición que tienen todas las torres ladera abajo.


Trabajos

Allí, en esa terraza, ya han acabado las labores de restauración y los recrecidos han respetado, para que se puedan distinguir, las troneras y aspillerías medievales o la del siglo XIX. Nos asomamos y nos señala De Haro el muro del adarve: “si os fijáis, veréis como unos rectángulos marcados en el filo. Creemos que son señales de apoyar las armas”. Tras bajar, pasamos la manos por el muro y la señal se nota perfectamente. ¡Lo que tendrían que pesar esas armas para dejar ese rastro! 


Llegado este punto, bajamos de la muralla y el arqueólogo nos lleva camino de los trabajos que está realizando en la al-Mudayna en la que es la primera intervención arqueológica que se realiza sobre las evidencias fortificadas. Se pretende analizar el estado de las construcciones para su diagnóstico de cara a su conservación actual y plantear futuras actuaciones de puesta en valor.


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