La polémica draga del millón

La compra de la draga, en 1906, abrió una herida dentro y fuera de la Junta de Obras del Puerto

La draga haciendo su trabajo en el puerto de Almería en el año 1910.
La draga haciendo su trabajo en el puerto de Almería en el año 1910. La Voz
Eduardo de Vicente
19:32 • 02 may. 2024

Fue en el año 1906 cuando el ingeniero Cervantes embarcó a la Junta de Obras del Puerto en la adquisición de una draga que a su criterio se hacía imprescindible para continuar con los trabajos de construcción del puerto. No fue una decisión fácil, puesto que eran muchos los reticentes, los que desde distintos sectores de la sociedad almeriense, incluyendo una parte de la prensa y de la propia Junta de Obras, consideraban una auténtica barbaridad afrontar un proyecto de tanto coste



La compra de la draga desató la polémica cuando se conocieron las cifras de la operación. En un principio se estimó que podía alcanzar las ochocientas mil pesetas, pero los más pesimistas llegaron a afirmar que la adquisición de la draga rozó el millón de pesetas.



Las críticas se basaban, mayoritariamente, en que la draga hubiera sido conveniente adquirirla en un puerto que no estuviera dragado todavía y así la importancia de estos trabajos hubiera compensando el coste de la inversión. No se entendía cómo se afrontó este desembolso en una fase de las obras en la que el número de metros que quedaba por dragar era una mínima parte. Antes de la compra se dragaron unos 50.000 metros cuadrados y se gastaron en esa operación por los antiguos procedimientos unas 300.000 pesetas. 



Los críticos argumentaban que se podía haber hecho el dragado por contrata y hubiera resultado más económico, ya que además del coste que hubo que pagar por su compra, tener la propiedad de la draga acarreaba grandes gastos como la retribución del personal que la manejaba, el gasto en material para su funcionamiento y el mantenimiento del taller que la Junta de Obras del Puerto tuvo que poner en marcha para ocuparse de las reparaciones.



A pesar del debate que originó su compra, el proyecto siguió adelante y en diciembre de 1906 las autoridades portuarias sacaron a concurso varias plazas para el manejo de la draga que acababa de ser construida en los astilleros de Werf-Conrad de Haarlem (Holanda). Se necesitaba un patrón, dos maquinistas, cuatro fogoneros, un contramaestre y siete marineros. 



El 21 de febrero de 1907 fue recibida, con los honores de un gran acontecimiento, la draga de vapor holandesa, que fue bautizada ese mismo día en el puerto con el nombre de ‘Almería’. El buque constituía un espectáculo en sí mismo, con su impresionante eslora de casi cincuenta y dos metros y su manga de diez metros. Contaba, además de con los aparatos para el dragado, con cámaras espaciosas y luz eléctrica. La draga ‘Almería’ fue adoptada por la ciudad como un gran logro para el progreso. Su gran capacidad de trabajo aceleró la construcción del puerto y no tardó en convertirse en un símbolo de desarrollo. Con su trabajo se limpió el fondo de la dársena y con los fangos extraídos se iban rellenando los espacios ganados al mar en un tiempo récord. 



En marzo de 1908, cuando vino el ministro de Fomento, Augusto González Besada a recibir oficialmente las obras del dique de Poniente, se le ofreció un almuerzo a bordo de la draga. La fama de la draga almeriense traspasó fronteras y eran numerosas las peticiones desde otros puertos para contar con el alquiler de sus servicios. En enero de 1911 la sociedad española de construcciones navales del Ferrol solicitó al Ministro de Fomento autorización para alquilar la draga de la Junta de Obras del Puerto de Almería en 127.000 pesetas durante un año. En marzo de 1916  cuando el vapor ‘Perseverance’ se quedó varado en las rocas de uno de los acantilados de Cabo de Gata, hubo que esperar cuatro meses para recuperarlo, hasta que  la draga ‘Almería’ pudo realizar los trabajos de salvamento. Tras un mes de intensos trabajos, el 29 de agosto, el vapor embarrancado pudo salir de nuevo a flote, siendo remolcado inmediatamente por la draga de la Junta de Obras del Puerto hasta la ciudad. 



En febrero de 1920, por Real orden, se dispuso que la draga ‘Almería’ saliera para Valencia a prestar servicio a la Sociedad Trasnsmediterránea. La orden se encontró con la oposición de la sociedad almeriense, ya que su marcha suponía dejar abandonado el servicio de Almería, con el perjuicio que causaría a las empresas, los industriales y los obreros. Sin draga, en el sitio llamado de Levante, donde se realizaba la carga de minerales, no podrían atracar buques de gran tonelaje ya que el fondo resultaría insuficiente debido a la acumulación de minerales y carbón que iban formando un sedimento cada vez que se realizaban labores de carga y descarga. Sin un lugar donde atracar por falta de fondo, los barcos que llegaran a nuestro puerto tendrían que levar sus anclas y marcharse, quedando paralizados los trabajos en las minas y en el muelle. 


En los años treinta, la draga ‘Almería’ era la encargada de mantener limpio el puerto en zonas vulnerables como eran las de carga y descarga y en las aguas próximas a los depósitos de Campsa, afectada por el derrame de combustible. Sus trabajos fueron fundamentales para nuestro puerto hasta que en la madrugada del cinco de noviembre de 1938 fue alcanzada por una bomba que impactó en la parte de proa y le hizo naufragar cerca del dique de Poniente. 


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