Homenaje a Mari Loli, conserje del CEIP Virgilio Valdivia de Aguadulce

El 1 de diciembre no fue un día más para Mari Loli. Empezó como siempre, ejerciendo sus labores de conserje del Colegio de Educación Infantil y Primaria Virgilio Valdivia de Aguadulce, recibiendo a primera hora de la mañana a decenas de críos y asegurándose de que todo estuviese en orden para una jornada escolar más. Pero no se esperaba la sorpresa que maestros y alumnos le tenían preparada por su jubilación, para hacer que su último servicio al centro escolar fuese inolvidable. 

"Todos los días nos ha dado su corazón, cariño, sonrisas, alegría, besos...Entregada a la vida del centro, ha sido ‘la jefa’, un eslabón muy importante de esta gran familia. Nuestros niños y niñas la quieren con locura", citaba la publicación en redes sociales del CEIP Virgilio Valdivia, que le quiso brindar a su conserje un más que merecido homenaje por su cerca de una década de trabajo.

El centro guardó su sorpresa hasta el último momento, reunió a todos los pequeños en el patio y recibieron a una emocionada María Dolores Escobar Martínez, que ha estado en el Virgilio Valdivia desde el primer curso de este colegio del municipio roquetero de Aguadulce, y que pensaba que se trataba de un simulacro de incendios, como le informaron el día anterior.

Emocionada

"Estaban preparando la sorpresa una semana antes y no noté nada ni en los maestros ni en los pequeños. No pude aguantar las lágrimas, me dedicaron hasta una canción. Todos me han dicho que uno recoge lo que siembra y me han escrito padres, madre, abuelos...", recuerda con emoción esta roquetera que tuvo buscarse un sueldo para mantener a sus tres hijos, los mismos que ahora se ganan la vida como abogado, psicóloga y química. Empezó como limpiadora en una guardería de El Parador, trabajó en el Museo Taurino y también como conserje en el Castillo de Santa Ana antes de dedicarse a los centros escolares.    

Aprendió a hacer fotocopias y otras labores en el CEIP Torrequebrada y pasó al Virgilio Valdivia, colegio en el que ha dejado una huella imborrable y que siempre va a tener para ella abiertas las mismas puertas desde las que cada mañana, desde 2012, Mari Loli daba la bienvenida a maestros y alumnos cuyos corazones se ha ido ganando a pulso durante casi diez años.