“Pienso que ‘Edipo en Manhattan’ podría convertirse en un libro de culto”

El novelista ha publicado una adaptación de ‘Edipo rey’ de Sófocles

El escritor G.H. Guarch en un lugar privilegiado de Almería, el Club de Mar.
El escritor G.H. Guarch en un lugar privilegiado de Almería, el Club de Mar. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 29 may. 2018

‘Edipo en Manhattan’ es un homenaje a Yeats y supone el regreso a las librerías del prolífico G.H.Guarch, y su primera experiencia con Guante Blanco, sello de edición convencional de Círculo Rojo. La portada lleva la firma de Paloma Hernández, su hija.



33 libros escritos, 22 de ellos publicados y el último es una adaptación de Sófocles. ¿Por qué?
Es una recreación de ‘Edipo Rey’ de Sófocles, pero en el fondo estamos hablando del destino y, a diferencia de lo que ocurre en el clásico griego, el protagonista de esta historia, el nuevo Edipo, sí se cree capaz de que el destino no arrase su existencia, se ve con capacidad para hacerle frente. Y esa es un poco la paradoja en la que nos movemos hoy día: si nos dejamos llevar por el destino o simplemente le plantamos cara. A mí me parece que ha salido una obra interesante.

Volver a la Grecia clásica, a una obra escrita en el siglo V a.C., para explicar el presente. ¿Le ha costado actualizarla?
En absoluto. ‘Edipo en Manhattan’ forma parte de una trilogía, ‘Manhattan Classics’, que recrea la mitología y los clásicos griegos y los trae a la actualidad para que el hombre de hoy los entienda y se haga preguntas: ¿Por qué Sófocles escribió este libro? ¿Qué sentido tenía que lo escribiera un hombre de hace 25 siglos?¿Cómo es posible que estos arquetipos siguen estando tan vigentes?




Más que dramaturgo o filósofo, Sófocles era un hombre con un sentido común extraordinario. Él supo lo que iba a suceder y cómo iba a evolucionar el mundo. Y el mundo ha cogido un derrotero egoísta y barriobajero donde no hay clase y lo que hay es pura banalidad, codicia, perversión y fraude. Eso puede frustrar a cualquiera.

El gran tema del libro es el hecho existencial...
Claro, el hecho existencial acompaña al ser humano desde el principio de los tiempos. Hay una paradoja en lo que hacemos aquí, de dónde hemos venido, a dónde vamos y cuál es el sentido de nuestra propia existencia.




Eso lo han estudiado todos los filósofos importantes. Pero Sófocles lo puso de una manera muy avanzada para su época. Estamos hablando del siglo V antes de Cristo, de un momento que representa el verdadero cambio que nos ha hecho como somos y ha construido la civilización en la que nos movemos. Todo parte de ahí, parte de un momento en una zona de Grecia donde realmente ocurre algo. Por primera vez en la historia se habla de democracia, y esa forma de entender, esa nueva posición y ese nuevo sentido humano hace que, de repente, haya una explosión de inteligencia y sentido común que también debería haber hecho que estuviéramos de una forma muy diferente a la que estamos. No hemos llegado a esto por culpa de ellos, todo lo contrario. Lo positivo es que todavía podemos aferrarnos a ellos.




Con los avances tecnológicos y lo que sabemos, el mundo debería ser un paraíso. Y no podemos hacerlo peor. ¿Será que estamos eligiendo a los que no son los mejores? Es posible. ¿Será que a los que hemos elegido ya no se quieren bajar de la burra nunca más y dejar su sillón? Probablemente. ¿Será que hay demasiada ambición? También. No es normal que cien personas posean más de la mitad de riqueza del mundo, no tiene sentido. Tendría que haber otro sentido del reparto que no pasara tanto por Montoro y que permitiera vivir de otra manera. Y que el conocimiento y la información estuviera en disposición de cualquiera.




Este fin de semana ha llegado a nuestras costas una patera con niños y eso es una vergüenza. Yo empecé mi vida literaria con un libro, ‘Los espejismos’, en el que hablaba de la crudeza de la inmigración. De hecho, se ha hecho una tesis doctoral sobre él. La situación no nos lleva a estar demasiado animados ni a esperar que venga aquí un Mesías a cambiarlo todo. Tenemos que hacerlo nosotros y todo el mundo tiene que participar.

La trama transcurre en una época ambigua en Nueva York, la gran capital del mundo.
En concreto, transcurre en Manhattan, su gran corazón. Siempre me ha impresionado. No me ha costado llevar a los personajes a Nueva York porque lo conozco bastante y he leído mucha literatura americana. La ciudad es un personaje más. Es el escenario en el que los nuevos palacios están hechos de un material muy parecido al que se hicieron en su día. Ahora se hacen con tecnología, pero la piedra que los recubre es la misma, lo que significa que esa dureza de la piedra es el poder. Ahora son palacios más bien de cristal, pero siguen siendo palacios, siguen teniendo fosos y seguridad para defenderlos. En definitiva, no ha cambiado tanto. Lo esencial, los arquetipos, son los mismos. Seguimos siendo primates prepotentes.

Los personajes son los mismos de la obra de Sófocles, pero a partir de ahí construye un thriller.
El protagonista fundamental es Edipo, pero alrededor de él está la corte del rey. Están todos los personajes que en su día escribió Sófocles, los he utilizado para crear una historia que en realidad es un thriller en el que la codicia es el motor que hace que todos actúen de una determinada manera.

Y el detonante que desencadena los acontecimientos es una violación.
Layo O’Hara, un hombre sin escrúpulos y con aspiraciones políticas, viola a Yocasta, hermanastra de Creonte. La emborracha, la viola y ella se queda embarazada. El movimiento global ‘Me too’ está aquí. Ella tiene el niño, que crece en un hospicio, por lo que se habla de la brutalidad de estos y sobre asuntos de absoluta modernidad. Cada página podría ser la portada de un periódico.

Llama la atención la brevedad del libro teniendo en cuenta que sus obras son bastante extensas.
Esta trilogía -formada por ‘El viejo Agamenón’ (que vio la luz con Arráez), ‘Edipo en Manhattan’ y ‘Llámame Orestes’- la quise hacer más sintética y poética. Realmente cada entrega es casi un poema. Yo me siento orgulloso.  Pienso que este libro podría convertirse en un libro de culto.

Aunque escribe poesía, no ha publicado ningún poemario.
Intenté publicar un libro sobre Huxley en el que él escribía una parte del texto y yo lo completaba, pero no pude lograr que me dieran la venia para utilizar sus poemas.





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