“El Georgia era humo, luces tenues y noches mágicas: fue nuestro refugio”

Ramón García es autor de ‘Al este del sol’ (IEA), libro sobre la historia del jazz en Almería

El pianista Ramón García, a las puertas de la Sala Clasijazz. Foto: Juanjo Simón
El pianista Ramón García, a las puertas de la Sala Clasijazz. Foto: Juanjo Simón
Evaristo Martínez
23:12 • 04 nov. 2022

Habitual de los escenarios como músico de jazz, ahora acaricia el género desde el otro lado del escenario. Ramón García (Almería, 1966) ha alternado durante largos meses sus noches al piano con el sonido del teclado y los paseos por las hemerotecas. Todo para sintetizar cien años de un estilo único y su huella en nuestra tierra en ‘Al este del sol’ (Instituto de Estudios Almerienses). Clasijazz sirve de escenario el miércoles a las 20.30 horas (dentro de las actividades del Festival Internacional de Jazz de Almería, 'Almerijazz') para la presentación del libro. Un acto organizado por el propio IEA en el que, claro, acabará tocando junto a otros músicos. Por cierto, sugiere la lectura de esta entrevista con Miles Davis de fondo. “La vida es mucho mejor si está sonando cualquier disco suyo”, asegura.




¿Qué descubrirá el aficionado en esta obra?



Un relato que cuenta cómo una música tan alejada de nuestra cultura encontró hueco en una provincia tan aislada como Almería. Y anécdotas divertidas, información sobre nuestros mejores músicos e incluso recomendaciones discográficas.




Y usted, el guía, ¿qué ha aprendido en este viaje?



A valorar el esfuerzo realizado por los pioneros del jazz almeriense. Gracias a ellos tuvimos el gran privilegio de asistir a conciertos de grandes de la historia de esta música. Haber visto de cerca a figuras como Art Blakey o Dizzy Gillespie es algo que no muchos pueden contar.



¿Tuvo el jazz mala prensa?



En determinados momentos estuvo considerado en nuestro país como algo entre peligroso y pecaminoso. La prensa dejó reflejo de esos miedos, con anécdotas bastante divertidas.



¿Y cómo trató el género la radio almeriense?

Hubo poca cobertura, en lo que a programas especializados se refiere. Quizá una honrosa excepción fueron los programas en los que participaba Jesús Pozo, prologuista del libro: llegaron a emitir conciertos grabados en el club de jazz de la ciudad.


El boom del jazz en Almería va ligado a la Transición. ¿Fue algo nuestro o pasó igual en otros lugares?

Todo el país se benefició de esa nueva sensación de libertad, está claro. El jazz pasó de ser una música casi proscrita a estar impulsada por los primeros gobiernos democráticos. Pero no en todas partes se gestionó con acierto. Aquí tuvo el empuje de unos buenos aficionados y, también hay que reconocerlo, el apoyo necesario de determinados políticos.


¿Qué viene a su mente si le menciono Georgia?

Humo, luces tenues y noches mágicas. Para varias generaciones la casa de ‘el Sera’ [Serafín Cid] fue nuestro refugio, un lugar a donde ibas para escuchar la mejor música del mundo y en el mejor ambiente.


¿Hubo vida (jazzística) antes del Georgia?

Muy poca. Había aficionados, pero el Georgia sirvió como catalizador de todas esas inquietudes. En el libro cuento con detalle la primera actuación de jazzistas profesionales en Almería, en la discoteca Odeón. Pero ocurrió pocos meses antes de que Serafín Cid abriese su club en el año 1978.


¿Qué vio en el Georgia que pensó que nunca vería?

Se vislumbraban muchas cosas en la semioscuridad de aquellas cuatro paredes pero, como soy un caballero, no las contaré (risas). Hablando en serio, lo que jamás pensé es que podría ver a medio metro de distancia a algunos de los mejores músicos del mundo. El jazz es cercanía: si no tienes un pequeño club en tu ciudad, te pierdes lo mejor de esta música.


¿Cuál es el legado que nos queda hoy de aquella Almería del Georgia?

Tengo claro que lo que tenemos ahora, con una afición consolidada y un club como Clasijazz, puntero como pocos, proviene de lo que pasó entonces. Pablo Mazuecos estuvo desde muy joven sentado en ese club, y tomó buena nota. 


¿Qué otros puntos calientes, fuera de la capital, tiene el jazz en nuestra provincia?

Hoy en día, el jazz se ha extendido. Desde hace décadas hay festivales que van y vienen, algunos con bastante solera, como el Jazzbegote de Carboneras, o el de El Ejido, que se mantuvo bastantes años. Pero como lugar mítico me quedo con Mojácar y todas sus historias relacionadas con el Tito’s. En el libro dedico a todo aquello un capítulo completo.


Su libro se queda en el siglo XX. ¿Qué está dejando para el género el siglo XXI?

Creo que lo mejor está por llegar. La labor que está haciendo Clasijazz a nivel de formación y difusión es magnífica. A quien le toque escribir sobre el siglo XXI va a necesitar muchas más páginas, o quizá acometer una enciclopedia del jazz almeriense.


Temas relacionados

para ti

en destaque