Una vida digna

Francisco Muro de Íscar
11:00 • 08 abr. 2019

De nuevo se reabre el debate sobre la eutanasia. El PSOE ya intentó aprobarla en la legislatura fallida, pero la falta de apoyos y de consenso sobre un tema tan complejo, dejó varada la propuesta de ley. Ahora, en plena campaña electoral, el asunto se convierte en un arma de propaganda y captación de votos. Lejos de mi intención juzgar a Ángel Hernández, víctima de una situación terrible en la que se ponen a prueba todos los condicionamientos morales. Solo él y su mujer María José saben la dureza del sufrimiento que han padecido, la que todavía sufre Ángel. Pero lo que más me ha impresionado es que esta mujer que sufría la enfermedad desde 1.989, llevaba ¡diez años! esperando una plaza en una residencia donde hubiera podido ser mejor atendida y donde podía haber recibido unos cuidados paliativos adecuados. No hubo una plaza para ella. Y nadie, ninguna fuerza política hace autocrítica y se plantea ahora afrontar el problema básico: la carencia de cuidados paliativos para 180.000 españoles que sufren enfermedades graves. No hay suficientes Unidades de Cuidados Paliativos en los hospitales españoles para tratar a estos enfermos. Y no parece preocupar. 


Estamos dispuestos a ayudar a morir a una persona que sufre, pero no estamos haciendo lo que una sociedad moderna debe para paliar su sufrimiento y que no llegue a una situación en la que la única salida parece ser eliminar la vida humana. No lo hago desde una posición cristiana, que es mi fe, sino desde un punto de vista humano. Todas las personas tienen derecho a una vida digna antes que a una muerte digna. Estoy absolutamente a favor del testamento vital, de que no se prolongue el sufrimiento de nadie y hay medios para hacerlo y médicos que lo aplican cumpliendo su juramento hipocrático y su vocación de curar a las personas.


Estoy en contra de la penalización de quienes, como Ángel, actúan desde el dolor y desde la imposibilidad de encontrar otra solución, pero la gran lucha de la sociedad, de los políticos y de todos nosotros, debería ser por proteger la vida humana. 






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