PNV, patito feo

Un partido de derechas nunca dejará de ser un cuerpo extraño en el frente de izquierdas

Antonio Casado
02:09 • 27 nov. 2021 / actualizado a las 07:00 • 27 nov. 2021

Ni lo deseo ni lo temo. Simplemente reseño la generalizada impresión de que el PNV (Partido Nacionalista Vasco), que nunca ha renegado de su condición conservadora, estirpe democristiana y evidente afinidad al empresariado, va camino de convertirse en el patito feo de la ecuación de la gobernabilidad forjada en el Congreso de los Diputados a mayor gloria de Pedro Sánchez.



Un partido de derechas nunca dejará de ser un cuerpo extraño en el heterogéneo frente de izquierdas, más conocido como “espacio Frankenstein”, que acaba de retratarse por cuenta de los Presupuestos Generales del Estado del año 2022.



Cuerpo extraño y, además, innecesario como costalero de Sánchez, una vez que ERC y Bildu (18 diputados) fueron juntos en unión a la tarea de garantizar el resorte presupuestario del Gobierno central, bien engrasado en esta ocasión por el volquete multimillonario de la Unión Europea y los generosos gastos sociales. Lo cual hizo mucho más fácil la dinámica negociadora encargada por Moncloa a los ministros Bolaños (Félix) y Montero (María Jesús)



Las posiciones resultantes en el tablero no engañan. Con la inestimable colaboración de la izquierda convencional, la izquierda nacionalista compite con la derecha nacionalista dentro y fuera de sus respectivos territorios. A los dirigentes del PNV se lo recordaron sus competidores de Bildu cuando estos apresuraron el anuncio de su apoyo a los PGE para que aquellos dejaran de ser imprescindibles.



Por si había dudas, Bildu presumió públicamente de conseguir las ayudas a las víctimas del amianto sin darle ocasión al PNV de capitalizar lo que era una reivindicación de todo el Parlamento Vasco. O sea, que le robaron la oportunidad de salir en la foto. Otra prueba es el paso atrás del PNV en el intento secesionista de los vinos de la “Rioja alavesa” respecto al genérico “rioja” de toda la vida y su riojano consejo regulador.



Pero ni lo uno ni lo otro parece que vaya a ser suficiente para que al final el PNV se descuelgue del apoyo a las cuentas del Estado tras su paso por el Senado. Pero no disimula su malestar por el hecho de que esta vez se ha sentido plato de segunda mesa respecto a la complicidad de los ministros de Sánchez con los representantes de Bildu.



Lo interesante es el trasfondo de la convergencia de ERC y Bildu en favor de Sánchez: que el desplazamiento de la derrochona neoconvergente (JxCat) en Cataluña a cargo de ERC anticipe un futuro desplazamiento de la derrochona peneuvista a cargo de Bildu. En ambos casos con la complicidad más o menos explícita de los socialistas y Podemos, los dos socios del Gobierno central.




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