Seguir educando en vacaciones

La familia es un centro de humanidad, de vida.

Pedro Mena Enciso
09:00 • 28 jun. 2022

           Ha finalizado el curso escolar y se inicia un largo período de ocio que no debe significar ausencia de normas ya que la profesión de madre y padre no sólo no está remunerada, sino que no se puede permitir el lujo de tomarse vacaciones en la educación de sus hijos. 



                 Durante estas semanas de verano, la familia corre el riesgo de relajarse en exceso dejando a los chavales un poco a su aire, concediéndoles una serie de licencias que durante el resto del año no se plantean. Los padres también se cansan y necesitan desconectar de la rutina diaria para continuar trabajando el resto del año. Este hecho, unido a la presión social y a la insistencia de los hijos, hace que se produzca una situación de relajación general que a la larga altera la convivencia familiar y produce cambios bruscos, sobre todo en los adolescentes que tienen una edad crítica y pueden ser fácilmente manipulados. 



                 Así pues, Julio y Agosto son también meses esenciales pues hemos de tener en cuenta que educar no es dejar perdidos a los hijos sin unas pautas precisas y claras por las que guiarse, ni es tampoco aplicar parámetros distintos según estemos trabajando o de vacaciones. 





                



 La familia es un centro de humanidad, de vida. Su papel es decisivo en las 4 estaciones del año ya que en su seno nace todo lo que de positivo y negativo hay en nuestra sociedad. En Vacaciones también se dialoga y hay que buscar los espacios y horarios apropiados para ello. Es verdad que el síndrome de “padres quemados” está haciendo mella en el corazón de la sociedad.  






                 Hace poco me decía una alumna de 4º de ESO  que ya no ve casi nunca a sus padres porque están separados y además tienen mucho trabajo. Es una realidad que falta tiempo en la familia por diversas causas y, como consecuencia, los hijos llegan a las aulas con escasas normas. Es el momento en que la familia pide a la Escuela las responsabilidades que ella debería asumir. Muchos profesores somos conscientes de esta situación y asumimos el papel de educadores  pero sin el apoyo la familia, estamos perdidos. 


                Educar, convivir con nuestros hijos, es una tarea constante, es tenerlos presentes siempre, conocerlos profundamente, pues no se puede educar en serie ya que cada hijo es persona distinta, diferente, independiente y libre. Hay que aceptar la individualidad que es sagrada y permitirle ser él mismo, seguir su camino, su propia vocación. 

                Aprovechemos, pues, estas Vacaciones del curso 2021-2022 porque pueden ser una buen oportunidad para rescatar el tiempo perdido.


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