El Reino Nazarí revive con todo su esplendor en la Plaza Vieja

El Reino Nazarí revive con todo su esplendor en la Plaza Vieja

Javier Adolfo Iglesias
22:09 • 16 sept. 2011
Hasta mañana por la noche, la Plaza Vieja revive con todo detalle el lujo del Reino Nazarí. Desde ayer, está montado en la plaza de la Constitución un zoco árabe variado, detallista, formado por setenta puestos de artesanía, alimentación, exhibición y arte. El montaje es muy superior en calidad de detalles a lo habitual visto en esta provincia, como si de una puesta en escena teatral se tratara, con ambientación de tapices colgados de los balcones de la plaza, arcos de herradura y sobre todo, vestidos de telas coloristas cuidados, bien cortados y llevados por sus protagonistas, artesanos y artistas.

La Fragua de Vulcano, la empresa valenciana que produce este evento se dedica a este tipo de montajes desde hace muchos años y en su plantilla hay no sólo escenógrafos sino historiadores que aportan el rigor académico necesario. En esta ocasión, la fundación El Legado Andalusí y el consorcio prepara ya la celebración del primer milenio del Reino de Granada, que contrata este evento y claro está, Almería (puerto principal de aquel reino de taifas) no podía faltar a esta fiesta. Se le ofreció al concejal de cultura, Ramón Fernández, presente ayer en la inauguración junto al alcalde, Luis Rogelio Rodríguez, quien aseguró que no ha costado un euro a las arcas públicas.

La entrada a esta plaza remozada en alcaicería es libre y gratuita, desde las once de la mañana. En la entrada norte, cuatro burritos reciben a los paseantes y por tres euros ofrecen paseos a los niños por todo el entorno. El resto del año Tina, Dulcinea y sus compañeros equinos viven en la naturaleza de la granja escuela Baladre, en Alicante.

Entrar en esta alcaicería es viajar en el tiempo junto a olores, sabores, colores y sonidos. Los conciertos se ofrecerán a lo largo del día con instrumentos fidedignos como la tamborina, cítola o el oud, entre otros, tocados por el Ensemble Pelegrí. También hay teatro infantil y poesía. A pocos metros de la Alcazaba, el italiano Andy hace sonar música con sus cuencos y Mohamed, un gigantón como sacado de un cuento nórdico, maneja calderas llenas de pócimas ardientes para tintar lana. Los Hermanos Almohadín venden con gracia y alegría sus telas bajo el lema “Pregunte nuestros precios y entramos al regateo”. Y junto a ellos, en otro puesto refulgen cientos de pastelitos morunos como sacados de un cuento de las mil y una noches a un euro cada pieza y a tres más un te con su vaso de regalo. Hocine, argelino que sólo conocía Almería por el mapa, es su fiel guardián. Dinares, panes, especias, falafels, quesos, inciensos, todo se funde durante dos días en este gran zoco abierto a los almerienses en la Plaza Vieja.






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