Chon, Salsi Chón

Se cumplen veinticinco años del rodaje en Almería de la película “Indiana Jones y la Ultima Cruzada” y ello me da pie a un pequeño ejercicio de gratitud, que no de nostalgia. Puede que lo normal hubiera sido ladearme por lo melancólico (en mayo de 1988 uno comenzaba ya a oficiar el plumillaje) y hablar sobre el irreparable paso del tiempo perdido, pero si algo me ha enseñado este cuarto de siglo es a intentar alejarme de lo previsible. Por lo tanto, la búsqueda de los recuerdos perdidos no me llevará a las conocidas magdalenas mojadas en tila del blando de Proust, sino al mucho más contundente bocata de salchichón de Sean Connery. Recuerdo que cubría el rodaje de unas escenas a los pies de la Alcazaba con un coche que subía y gran agitación de figurantes. Deslizándome entre el bullicio, logré hacerme con una buena posición no prevista para la prensa desde la que fotografiar más o menos de cerca a Spielberg, Harrison Ford y el mencionado Connery. Cuando pude ver “in person” al actor que había inmortalizado en mi devocionario particular bebiendo martinis con vodka “agitados, pero no removidos”, zampándose con cara de resignación un reseco bocata de salchichón, bajo la solanera y con una pierna escayolada, fue como cursar un máster sobre la desmitificación de la realidad como hecho noticioso que finalizó cuando un tipo de seguridad me tomó firmemente del brazo invitándome a salir de allí. Quizás lo prudente sea pensar que el recuerdo es uno de los pocos lugares donde todavía se puede estar tranquilo, pero aún pienso en ese modesto bocadillo como una agitadora lección de realidad periodística a la que todavía sigo agradecido.