Superdotado y sin beca por no tener 16

Paola Aquaro lleva 11 años en España, es argentina. Tiene un hijo con 15 años que es un estudiante de altas capacidades y al que han denegado la beca para acceder a secundaria porque va un curso adelantado. “Va a cobrar 6.000 euros menos que el resto de sus compañeros que están en sus mismas condiciones; porque es un año perdido, en lugar de un año ganado por haber adelantado curso con unas notas espectaculares, con todo por encima del nueve, y no recibe la beca”, explica Aquaro.

Un castigo
Para Paola, lo sucedido es “como un castigo en lugar de una ventaja”. Nunca había solicitado una beca, esta ha sido la primera vez. “Me quedé alucinada cuando vi el motivo por el que está denegada. La beca es justamente para estos casos, sin embargo como él adelantó curso pues no se la dan”, refiere.
Presentó una alegación, aunque cree que no va a servir para nada, y adjuntó  toda la documentación que le dieron en el colegio sobre la situación de su hijo y los informes de las orientadoras.

Un hijo enfermo
Cuenta que está separada y tiene dos hijos más. “El pequeño además tiene una hepatitis autoinmune y está en un tratamiento que es carísimo y que tampoco le cubre la Seguridad Social”, añade. En el colegio de su hijo, el Portocarrero de Aguadulce, están organizando algo para recaudar los 500 euros al mes que necesita para su tratamiento.

Para ella la beca era fundamental. Él hace el bachillerato privado y tenía claro que le iban a dar la beca para poder continuar con sus estudios. “Esto no me deja muchas opciones. Las orientadoras del colegio están también indignadas y no lo podían creer”.

La orientadora
María del Mar Cazorla es orientadora de primaria en el Portocarrero. Conoce al pequeño desde  que inició su proceso educativo. “Siempre ha destacado y es muy creativo. Es un niño de altas capacidades, siempre por delante de su curso, y por ello el centro decidió adelantarlo”, explica.

Para ella se trata de un alumno “brillante” y considera que “es una pena que no se premie la excelencia con este tipo de niños y se les dé facilidades a las familias y a ellos mismos para poder seguir estudiando”. Cree que es “un injusticia”.

Paola, la madre,  está indignada. “No me parece justo ni que esté bien. Tal vez no sirva para nada mi queja, pero es que al final estamos en inferioridad de condiciones en lugar de tener una ventaja porque mi hijo no tiene 16 años”. Se pregunta además si cuando llegue a la Universidad tendrá el mismo problema.