El barroco no es ajeno a nuestro tiempo

El verano cultural almerienses  suele  darnos algunas sorpresas . De cara a los programas municipales, generalmente inclinados  al espectáculo de masas como ruidosa atracción de jóvenes, se dan también reuniones de  alta escuela, yo diría que demasiado académicas y no poco cortesanas.  

Esta impresión  producían entre sectores populares las Jornadas del Siglo de Oro y ahora el Festival de Música Barroca, y sin embargo, ni el teatro clásico ni la música barroca son ajenos a la sensibilidad  de  nuestro tiempo. 

Entre los siglos XVI y XVIII se produce el barroco, un  estilo artístico que, a imitación primero del adorno arquitectónico y luego  bajo el predominio de la línea curva, va a eclosionar más tarde en las restantes manifestaciones creativas  del hombre. 

En este sentido pueden encontrarse  similitudes formales entre la fachada de una catedral y el Concierto de Brandeburgo de Bach  sin necesidad de descender a otras simetrías  en  el resto de  coetáneas formas de vida social. Hablábamos pues de sorpresa y así es como hay llamar  a este acontecimiento  musical  dirigido por  el profesor Fernando Martínez con el beneplácito,  a  lo que parece, del Ministerio de Educación y  Cultura que apoya económicamente  el  proyecto en compañía de la Junta de Andalucía, Diputación  y Ayuntamiento de  Vélez  Blanco. 

Cada cual siga la oferta programática que más le llame la atención habida cuenta su  grado de  cultura y su concepción del mundo, pero si por un casual quisiera huir de la banalidad  de la canción del verano y toda  el cha, cha,  cha que lleva  inherente, que busque el recogimiento interior que se desprende de los arabescos formales  de estas músicas. 

No piensen, como los críticos del siglo XVII, que son  piezas recargadas sino una reacción frente a la música renacentista.  Hoy la cultura barroca la  vemos como un magma de elementos humanistas, clásicos y cristianos que sabríamos distinguir muy bien pero que contribuyen al gozo estético. Un gozo que desde el 21  al 27 de julio será posible en Vélez Blanco con ocho noches de sobrecogedores conciertos barrocos.