Los Príncipes visitan con Ridley Scott los escenarios de Exodus

Los Príncipes visitan con Ridley Scott los escenarios de Exodus

Juan Antonio Barrios
13:08 • 04 nov. 2013

Eran las cinco de la tarde, cuando delante de la puerta de la tienda de jarapas, propiedad de Isabel Montoya Simón, se detenía un vehículo del que salieron los Principes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia, y las Infantas, Doña Leonor y Doña Sofía y para sorpresa de Isabel, directamente entraban en su tienda interesándose por la artesanía en general y las jarapas típicas de Níjar, pero las conocidas como ‘de trapo’. 

Desde el primer instante, los Principes se interesaron por su laborioso trabajo, momento en el que la propietaria les invitó a pasar al lugar donde las fabrican y que se encuentra situado en el interior de la tienda, mostrándole el telar, con más de cien años de antiguedad, con el que se realizan estas alfombras conocida por jarapas.


Tanto a Don Felipe como a Doña Letizia les gustó unas jarapas de colorines, realizadas con los típicos trapos.
La alfombra nijareña que Sus Altezas Reales adquirieron fueron las de ‘pie de cama’ las clásicas alfombrillas. Siendo su costo, cada una de cinco euro. Precio que pagó la propia princesa a la propietaria. “Me he puesto muy nerviosa cuando he visto que descendían del coche los Principes de Asturias. Por la forma de interesarse los dos, me daba la impresión de que sabían lo que querían. La conversación, además de conocer nuestro telar, Don Felipe estaba muy interesado por la iglesia parroquial de Níjar y por una imagen que tenemos al culto, la Inmaculada Concepción de Alonso Cano del siglo XVII, una de las grandes joyas artísticas de Almería.


Como mi tienda está junto a la iglesia, me ofrecí a mostrarle la imagen. El Principe comprobó el buen estado de conservación de la Inmaculada, ya que hace unos tres años fue restaurada.

“Las Infantas son unas niñas encantadoras y simpáticas. Por el camino no pararon de jugar con los niños del pueblo, como otros más. A Don Felipe y a Doña Letizia les encantó el casco histórico de Níjar y especialmente la Atalaya. Cuando se despidieron, me dieron las gracias y me besaron”, rememora Isabel Montoya Simón a LA VOZ.




 





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