Almería dispone de los mejores fondos marinos de toda Europa

Sólo hay que darse una ‘vuelta’ por Internet para comprobar que Almería dispone de un presente y de un futuro envidiable en un segmento que va creciendo año tras año como es el del turismo submarino.
Su secreto es disponer de algunos de los mejores y más cuidados fondos marinos de los que se pueden encontrar actualmente en el continente europeo, una opinión que comparten las administraciones como la Diputación Provincial o la Junta de Andalucía, y los empresarios almerienses reunidos en Asempal.

Si la costa almeriense, y en especial la del Cabo de Gata, goza de un reconocido prestigio a nivel nacional e internacional, más allá de la línea de playa se encuentra un fondo submarino de especial belleza que reúne desde las mayores praderas de posidonia del Mediterráneo occidental a grutas submarinas, corales rojos o pecios submarinos (barcos hundidos) que representan además una especie de historia oculta de la navegación en este mar.

Sector atractivo Todo ello lo convierten en un segmento turístico de grandes posibilidades, como señala el Patronato de Turismo, que ve en actividades como el buceo o el ‘snorkel’ (práctica del buceo a ras de agua con gafas y tubo que permite observar la vida marina enun entorno natural como el Cabo de Gata), una buena opción para atraer más turistas a la provincia.

Pero no sólo son los fondos, ya que según el informe realizado por Diputación, el clima cálido permite la práctica de este tipo de deporte durante todo el año, por lo que añade el valor de ser una actividad capaz de romper la estacionalidad del sector.

Tesoros  Cuatro son los destinos españoles especialmente dotados para este tipo de práctica deportiva: Cabo de Gata, Las Islas Medes (Gerona), las Islas Columbretes (Castellón) y Cala Tarida (Ibiza), que se disputan la supremacía, aunque, como es habitual, Almería juega con el déficit de las comunicaciones.
Su mejor baza, en cambio, son unos fondos que albergan tesoros como el barco hundido El Arna, la Cueva del Francés, la Piedra de los Meros, El Vapor o las praderas de Posidonia Oceánica, entre otros.

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