¿Se siguen fiando los británicos que viven en Almería de los políticos?

Juan Torrijos
23:33 • 07 may. 2014

Hay que reconocer que son unos santos estos británicos. Llevan más de un década entre nosotros, compraron una casa de buena fe, según les dijeron con todas las garantías, pero luego llegaron las madres mías, las primas y las tías de la Junta y se organizó el lío. Casa al suelo en Vera y nervios, susto y miedo entre este grupo de vecinos que se creyó que venía a una comunidad con seguridad jurídica, no a vivir como en los tiempos de Curro Jiménez, donde cuando menos te lo esperas aparece el del boja-trabuco y te dice que has perdido tu casa, que es ilegal. 


Desde aquel lejano y aciago día para los Prior ¿cuántas reuniones han mantenido con políticos andaluces los residentes británicos? Un puñao, eh. ¿Y qué han sacao? La cabeza caliente y los pinreles fríos. Se han reunido con alcaldes, delegados, consejeros, candidatos. No ha pasado político (de uno y otro signo) que se precie por Almería y que no se haya sentado con la colonia inglesa a escuchar los problemas que les aqueja. Vamos a estudiar el problema y le daremos una solución, estén seguros, les decían. Si, si. Pero ahí siguen, acudiendo a cada reunión o visita de político con más moral que el alcoyano. Entran con la preocupación pintada en el rostro, dejan la reunión con la sonrisa y la esperanza a flor de piel. ¡Qué pena! Recuerdan a aquel delegado de la Junta que les dijo en una reunión que no se fiaran de los alcaldes. Pues estamos como entonces. En nada han mejorado las expectativas de estas familias. Los políticos siguen estudiando una solución, y llevan más de una década. Mientras, los ingleses esperando que llegue un milagro y no les tiren las casas.


La última visita la del señor Pons, candidato del PP a las europeas. Va a estudiar el problema. Que le den un curso rápido al candidato. ¿Volverá dentro de cinco años a sentarse con los británicos? Si no lo hace él, ya verán como algún otro lo hace. No creo que un lustro sea tiempo suficiente para que el señor político haya acabado de estudiar el problema de las casas ilegales de Almería. El conflicto es complicado, es muy gordo, gordísimo, y en cinco años no se puede abordar con garantía una solución definitiva. La Junta ha sacado en estos años algún decreto que se dijo era la solución, y al final se demostró que no servía para nada, papel mojado o para colgar junto a la cadena. 







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